AMBIGÜEDAD CONSTITUCIONAL Y RUPTURA
Es evidente que la Constitución de 1978 permitió asentar la democracia en España. Y es un hecho que todos pusieron un poco de su parte para que saliese adelante ese proyecto, aunque también es cierto que hubiese encontrado más dificultades de no ser porque el franquismo había entrado en una fase completamente decadente en la cual vivía en un mundo diferente al de los ciudadanos. Por lo tanto no seré yo quien vaya a poner en duda la importancia que ha tenido nuestra actual Constitución en el asentamiento del régimen democrático, queriendo añadir, dicho sea de paso, que el gobierno de Zapatero ha sido el primero en romper ese pacto tácito de buena voluntad que en su momento todos manifestaron para que la democracia se asentase en España.
Pero todo ello no quita de que el texto constitucional del 78 sea bastante ambiguo en cuanto a su redacción se refiere. El reflejo más evidente de ésta ambigüedad constitucional la encontramos, como se puede suponer, en el título referente al reparto competencial donde no se sabe donde terminan las competencias del Estado y donde comienza las de las Comunidades Autónomas. En el artículo 149, en el cual se regulan las competencias del estado, se utiliza más de ocho veces la expresión “sin perjuicio de” Valga de ejemplo el artículo 149.1.23 Le corresponde al Estado la “legislación básica sobre protección del medio ambiente, sin perjuicio de las facultades de las Comunidades Autónomas de establecer normas adicionales de protección” Pues así hasta en ocho ocasiones. Estos artículos cuando los lees suenan muy bien y todo eso pero nadie sabe qué corresponde al Estado y qué a las comunidades autónomas. Así que las comunidades legislan lo que quieren y el Estado hace la vista gorda. El blanco es blanco mientras no se diga que es negro.
Otras veces nos encontramos con artículos muy pintorescos en los que se aprecian a simple vista las presiones de unos y otros. El artículo 2 habla de indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, en lo que parece más bien una redacción de la Constitución de 1812 que de una constitución de finales del S.XX. Pues nada más decir esto afirma que se reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran, sin especificar qué se supone que es una nacionalidad y dentro de que límites se ejerce esta autonomía. Somos chapuceros por naturaleza, para que negarlo.
Y no está exenta de nuestra chapucería innata la organización territorial del Estado. Sin ir más lejos las preautonomías se crearon por real decreto, las comunidades autónomas no se constituyen como tal a través de un mismo mecanismo sino que existen varías vías para el acceso a la autonomía, unas tuvieron acceso inicialmente a más competencias que otras etc... En teoría regía el principio de voluntariedad por el cual sólo se constituirían en Comunidades Autónomas aquellas que así lo deseasen y al final, el artículo 144.c permite que se obligue a una provincia a formar parte de una Comunidad Autónoma aún en contra de su voluntad (Segovia, Almería)
A pesar de éstas ambigüedades técnicas, la fórmula Constitucional de 1978 funcionó mientras todos renunciaban un poco a sus pretensiones para conseguir el bien de todos; Y es así como nació: la Constitución dejaba a todos tranquilos pero a nadie contento. Pero ahora el señor Zapatero se nos ha puesto nervioso, se cree el Almirante del mar Océano como Colón (sólo que este último lo era de verdad) y se le ha olvidado eso de renunciar en parte a sus pretensiones para conseguir el bien de todos y permitir que esto funcione, algo de por sí bastante difícil. Se ha empeñado en excluir de la vida política al PP (Pacto del Tinell), en crear estatutos innecesarios y de dudosa constitucionalidad y en dialogar con terroristas en vez de encarcelarles. Él y sus socios son quienes se han saltado las reglas del juego aunque con sus discursos demagógicos y huecos pretendan hacernos creer lo contrario.
5 Comments:
Es cierto que fue redactada con algunas incongruencias, y de aquellos polvos vienen estos lodos.
La motivación fue principalmente aplacar a los nacionalismos. Pensaban que con un sistema muy descentralizado y asimétrico desactivarían los aldeanismos. Y en teoría, todos tenían que ceder para llegar al consenso. No sé qué ponente fue ahora, pero creo recordar que las palabras textuales que dijo hace poco tiempo era "nos engañaron". El mismo Arzallus prometió una política mucho más llevadera si se aceptaba el sistema autonómico. Todo era falso, solo les sirvió de lanzadera para aspiraciones mayores, como el tiempo se encargó de demostrar. También ahora es más fácil juzgar hechos pasados, pero creo que visto desde la distancia fue un error mayúsculo.
Otro ejemplo de esto fue la amnistía a los terroristas. Los siguientes años en vez de distinguirse por una disminución del terrorismo, se conocieron por "los años de plomo".
De todos modos vaya mi respeto a Adolfo Suárez, con sus aciertos y sus errores, que sí representó la transición, es decir, el sector reformista del franquismo, que fue a la legalidad por la legalidad.
En su día todos cedieron para acordar una Constitución para todos: Ahora, no nos conformamos con eso y nos da igual lo pactado.
¡¡Viva la democracia!!
Si bien con sus fallos (se redactó en momentos difíciles e igualmente lo fue llegar a un consenso), la Constitución del 78 es el garante de nuestro sistema; pero se ve amenazada de constante por las pretensiones nacionalistas y, ahora, por la desidia e inquina de un mal presidente, que en vez de afrontar una verdadera reforma de la misma, ha juzgado mejor saltarse las normas de constante. Y mientras, el Tribunal Constitucional calla.
No obstante, no ha sido ésta la más duradera de nuestras constituciones. La de 1876 (Dios guarde a Cánovas; el mejor texto posible) llegó hasta 1931, aunque se suspendió su aplicación durante los años de la dictadura de Primo de Rivera.
Un saludo
Si bien con sus fallos (se redactó en momentos difíciles e igualmente lo fue llegar a un consenso), la Constitución del 78 es el garante de nuestro sistema; pero se ve amenazada de constante por las pretensiones nacionalistas y, ahora, por la desidia e inquina de un mal presidente, que en vez de afrontar una verdadera reforma de la misma, ha juzgado mejor saltarse las normas de constante. Y mientras, el Tribunal Constitucional calla. No es ni muchos baladí defender nuestra Constitución a capa y espada.
No obstante, no ha sido ésta la más duradera de nuestras constituciones. La de 1876 (Dios guarde a Cánovas; el mejor texto posible) llegó hasta 1931, aunque se suspendió su aplicación durante los años de la dictadura de Primo de Rivera.
Un saludo
"Somos chapuceros por naturaleza, para que negarlo."
Esto es lo mejor del texto.Porque si a costa del consenso se tuvieron que admitir tantas debilidades, no hemos de llevarnos, ahora, las manos a la cabeza.Ahora, con el gobierno de un Zapatero, que por definición, es 'remendón'.
En mi opinión, el problema es la partitocracia acompañada de la debilidad de la sociedad civil. Creo, en este sentido, que la historia de Expaña así lo muestra: ó dictablandas ó dictablandas.
Respecto de chapuzas véase el rifirafe entre la Narbona y la Junta de CLM cuando se produjo el cruento fiasco el incendio de Guadalajara.Unos decían que tales competencias eran de los otros y viceversa.
Saludos.
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