CUESTIONES MILITARES
No sé si es por interés propio o por tradición familiar, pero he de reconocer que siempre me han suscitado cierto interés los asuntos militares. Y considero injusto el trato que a menudo recibe el ejército por parte de la progresía, que siempre he tenido por costumbre reclamar una reducción del dinero destinado a gastos militares. En esta ocasión ni siquiera hay una explicación guerracivilista o traumática por ilógica que sea, ya que no debemos olvidar que buena parte del ejército se mantuvo fiel a la República durante la Guerra Civil. Otra cosa es que, en un alarde de estupidez, decidiesen abolir el ejército de la zona republicana y organizar su defensa en torno a patrullas a menudo mal organizadas y dirigidas por facciones diferentes dentro de la izquierda, de modo que cada cual controlaba sus propios grupos, lo cual produjo una desorganización evidente que llevó a la reinstauración del ejército republicano cuando la guerra ya estaba bastante avanzada. Y claro, para entonces ya era demasiado tarde. Es falsa la idea de que Franco fuese un mal militar (les remito al último libro de César Vidal) pero tiene mucho de verdad la afirmación que asegura que, más que ganar Franco la guerra, la perdió la República.
Pero supongo que eso no fue más que una manifestación más del carácter español anárquico, espontáneo, irracional, apasionado, desorganizado, impredecible, valeroso y chapucero que ya pudieron comprobar los ejércitos del glorioso Napoleón cuando decidieron conquistar España previa maniobra de despiste y mentira tan típica del carácter cobarde de los franceses, quienes acabaron aburridos ante la guerra de guerrillas que les planteamos. Ya se imaginan ustedes lo desconcertante que podía resultar para un ejército moderno como era el napoleónico enfrentarse a las escaramuzas rudimentarias y populares guiadas por gentes como el cura Merino o el Empecinado, personajes éstos que en principio debían de dar la risa a los franceses. Luego ya no. Para bien o para mal somos así. Así todo la guerra de la Independencia (con las Cortes de Cádiz) es uno de los episodios más entrañables de la historia de España y uno de los pocos en que el sentimiento nacional era evidente en nuestro país, sin tener que asistir a lo patético que resulta ver como cierto sector se siente receloso de ser español.
En otro orden de cosas es destacable la tendencia africanistas que siempre han tenido los militares españoles en los últimos siglos y que yo nunca he compartido. Creo que España no debería haberse embarcado en esa burda imitación del neocolonialismo francés y británico, porque sólo nos trajo muertos innecesarios con un territorio, el marroquí, con el que España debería haber mantenido únicamente las relaciones diplomáticas estrictamente necesarias. Antes y ahora. Aunque por aquél entonces podíamos decir que el vecino moro nos tenía un mínimo respeto y no como ahora, con Rodríguez ZP, que se ha empeñado en convertir a España en un país llorón y miedoso del que ya se puede reír hasta el presidente de Senegal. Qué triste. No obstante, por aquella época ya empezaba a ser evidente que el ejército español estaba algo obsoleto en comparación con el británico o con el norteamericano, que a finales del S. XIX ya apuntaba buenas maneras. Desde entonces y hasta hace bien poco nuestro ejército siempre ha sido anticuado y arcaico.
A su modernización no contribuyó mucho la dictadura, época en la que se identificó al ejército con el franquismo y que confirmó lo que todos conocemos, que nuestras fuerzas armadas son de segunda en el panorama internacional. Algo que hizo bien González fue acabar con el ruido de sables y comenzar una modernización militar que concluyó Aznar y que ha convertido al nuestro en un ejército reducido pero bien dotado en cuanto a medios y preparación de los militares. También es destacable y digna de tener en cuenta la labor que realiza a nivel civil cuando nuestras calamitosas instituciones se colapsan y los militares tienen que acudir a recoger petróleo con sus propias manos, a apagar incendios o a desatascar los coches de los imprudentes que deciden irse de vacaciones cuando la previsión del tiempo anuncia nieve. Y eso que las nevadas de ahora dan risa y rara vez pasan de los 30 centímetros en la ciudad. Pues eso, que debemos contribuir a modernizar todavía más nuestro ejército incrementando el gasto que se le dedica. Ya, ya sé que hay que quitarlo de otros sitios: de sueldos de políticos y de festejos vulgares. Pero lo primero es inútil plantearlo, por ser ellos quienes toman esas decisiones, y lo segundo daría lugar a una rebelión en toda regla. Una pena.
Pero supongo que eso no fue más que una manifestación más del carácter español anárquico, espontáneo, irracional, apasionado, desorganizado, impredecible, valeroso y chapucero que ya pudieron comprobar los ejércitos del glorioso Napoleón cuando decidieron conquistar España previa maniobra de despiste y mentira tan típica del carácter cobarde de los franceses, quienes acabaron aburridos ante la guerra de guerrillas que les planteamos. Ya se imaginan ustedes lo desconcertante que podía resultar para un ejército moderno como era el napoleónico enfrentarse a las escaramuzas rudimentarias y populares guiadas por gentes como el cura Merino o el Empecinado, personajes éstos que en principio debían de dar la risa a los franceses. Luego ya no. Para bien o para mal somos así. Así todo la guerra de la Independencia (con las Cortes de Cádiz) es uno de los episodios más entrañables de la historia de España y uno de los pocos en que el sentimiento nacional era evidente en nuestro país, sin tener que asistir a lo patético que resulta ver como cierto sector se siente receloso de ser español.
En otro orden de cosas es destacable la tendencia africanistas que siempre han tenido los militares españoles en los últimos siglos y que yo nunca he compartido. Creo que España no debería haberse embarcado en esa burda imitación del neocolonialismo francés y británico, porque sólo nos trajo muertos innecesarios con un territorio, el marroquí, con el que España debería haber mantenido únicamente las relaciones diplomáticas estrictamente necesarias. Antes y ahora. Aunque por aquél entonces podíamos decir que el vecino moro nos tenía un mínimo respeto y no como ahora, con Rodríguez ZP, que se ha empeñado en convertir a España en un país llorón y miedoso del que ya se puede reír hasta el presidente de Senegal. Qué triste. No obstante, por aquella época ya empezaba a ser evidente que el ejército español estaba algo obsoleto en comparación con el británico o con el norteamericano, que a finales del S. XIX ya apuntaba buenas maneras. Desde entonces y hasta hace bien poco nuestro ejército siempre ha sido anticuado y arcaico.
A su modernización no contribuyó mucho la dictadura, época en la que se identificó al ejército con el franquismo y que confirmó lo que todos conocemos, que nuestras fuerzas armadas son de segunda en el panorama internacional. Algo que hizo bien González fue acabar con el ruido de sables y comenzar una modernización militar que concluyó Aznar y que ha convertido al nuestro en un ejército reducido pero bien dotado en cuanto a medios y preparación de los militares. También es destacable y digna de tener en cuenta la labor que realiza a nivel civil cuando nuestras calamitosas instituciones se colapsan y los militares tienen que acudir a recoger petróleo con sus propias manos, a apagar incendios o a desatascar los coches de los imprudentes que deciden irse de vacaciones cuando la previsión del tiempo anuncia nieve. Y eso que las nevadas de ahora dan risa y rara vez pasan de los 30 centímetros en la ciudad. Pues eso, que debemos contribuir a modernizar todavía más nuestro ejército incrementando el gasto que se le dedica. Ya, ya sé que hay que quitarlo de otros sitios: de sueldos de políticos y de festejos vulgares. Pero lo primero es inútil plantearlo, por ser ellos quienes toman esas decisiones, y lo segundo daría lugar a una rebelión en toda regla. Una pena.
8 Comments:
Permítame discrepar en varios de los puntos que expone usted en su ameno comentario. Hace usted una referencia que pudiera entenderse como despreciativa al calificar de escaramuzas las intervenciones de las fuerzas no militares en nuestra Guerra de Independencia. Es conveniente recordar que, ya que usted lo cita, Juan Martín "El Empecinado" capitaneó un ejército que llegó a encuadrar a más de 5.000 hombres, o que, otro ejemplo, Espoz y Mina dirigía la División de Voluntarios de Navarra, fuerzas que nada tenían que envidiar a las brigadas de militares ingleses o del ejército español que tomaron parte en dicha guerra. En segundo lugar, creo que no es acertado confundir una ocupación colonial con la acción de protectorado que ejercía España en la zona del norte de África. El reino de Marruecos no existía como tal, ni níngún otro país o estado pudo sentirse "colonizado" por España puesto que no existían en esta zona tan íntimamente ligada, por otra parte, a nuestra historia militar desde la alta Edad Media.
Por último, aunque he de reconocer que aquí si tiene usted gran parte de razón, la realidad es que nuestras Fuerzas Armadas se han convertido en una simple ONG, eso sí, con galones y traje de camuflaje. Por otro lado, entienda que el Ejército de Franco estaba enfocado a la intervención interior y no con proyección fuera de nuestras fronteras. Esto limitó, por innecesaria, su modernización, en beneficio de contar con un gran número de integrantes y ubicuidad de presencia. En ello, como en todo, debe atenderse primordialmente a los objetivos. Los de ahora parecen ser mantener el mayor número posible de militares y las mejores unidades alejados de nuestra nación, ¿no le parece?
Reciba mi cordial saludo.
Hace tiempo, en mi viejo espacio (enlazado en el nuevo y aún en funcionamiento), escribí dos artículos sobre el Ejército en parecido sentido a éste. También por tradición familiar, he de suponer, y por mi admiración hacia lo militar (dentro de unos límites, claro está).
Los apuntes de "In memoriam" son correctos en parte. Pero conviene no olvidar que 5.000 efectivos no son, ni de lejos, un ejército. Las guerrillas fueron un buen sistema de resistencia y desgaste, pero a la postre fueron ejércitos regulares, de ingleses y españoles, los que terminaron por ganar la guerra.
En cuanto a Marruecos, bueno, no era un país como tal, pero sí había ciertos reinos y tribus, y el territorio era conocido con ese nombre. Hay que reconocer que la tendencia africanista (ya en el s.XX), unida a otros factores sobre el terreno, acabó significando graves disgustos, como el de Annual. Pero el protectorado de Marruecos nos dio algunas alegrías, tanto en el s.XIX (cuando las guerras de prestigio de O'Donnel y con Prim cepillándose a los moros en Tetuán) como en el XX (el desembarco de Alhucemas). La pena que es, con lo que costó mantener aquel protectorado de piojosos, luego lo perdimos en 1975 sin pegar ni un solo tiro. Aunque todavía nos queda algo que opino hay que mantener.
Finalmente, decir que nuestro Ejército, habida cuenta de su modernidad y buena preparación, adolece de una considerable carencia de efectivos, que no llegan a los 70.000 cuando lo normal serían unos 100.000.
Un saludo
In memoriam, considero interesantes sus aportaciones aunque yo las matizaría en parte con argumentos semejantes a los de el Espantapájaros. Es cierto que el ataque de 5000 hombres no es exactamente una escaramuza, pero tampoco un ejército. Y era en ese aspecto en el que quería centrar mi atención, en la improvisación popular de un grupo de tropas que carecían de los medios y de la organización de un ejército moderno como podía ser el napoleónico.
Tiene usted razón en afirmar que Marruecos era un protectorado, y en ese aspecto creo que nuestras posturas no difieren mucho; y es por eso que a la actitud mostrada hacia Marruecos la considero una “burda imitación del neocolonialismo francés y británico” y no un colonialismo en estado puro basado en la supeditación de la colonia a la metrópoli como podía ser el practicado por el Reino Unido. Por otra parte es curioso comprobar como España es uno de los pocos países que ha perdido casi toda la influencia en las zonas que un día dominó. No imagino a ningún miembro de la Commonwealth reírse del Reino Unido como Evo lo hace de ZP.
El ejército franquista... Sí, es cierto que Franco le asignó como objetivo apuntalar la victoria obtenida en la Guerra Civil pero no por ello se tenía que haber renunciado a modernizar el ejército y a profesionalizarlo, ya que una cosa no quita de la otra. Yo creo que cometió un error.
Espantapájaros, estoy de acuerdo con lo que apunta usted. Le comento también que he visitado ese espacio y en él me he encontrado con un gran número de artículos interesantes, los cuales tengo intención de leer en estos últimos días de reposo vacacional.
Un saludo.
Creo que con la profesionalización del ejército se ha perdido una oportunidad de oro en su pretigiación y modernización. Hubiera bastado con cambiar la ley de personal administrativo para dar "puntos" en cualquier oposición a quien hubiera estado en el ejército, hasta en oposiciones autonómicas. Por la vía del 155 de la constitución, por ejemplo, que recuerda García de Enterría, no se ha usado nunca. Complejos del PP.Otros incentivos a la americana también son posibles: Becas,universidades del ejército, pensiones a caidos o mutilados en acto de servicio...
Pero claro, el Psoe tiene al ejécito por enemigo, pues odia la libertad, y quiere dejarla inerme. La nación- union de iguales para defender recíprocamente su libertad- le da alergia por lo mismo. ¿ Cómo contar con los traidores a España para mejorar las FF.AA?
En cuanto a la historia, discrepo de ambos. España, y occidente en general, sí debió recolonizar a los bárbaros del sur. Ahora lo tenemos que pagar. En la dialéctica islámica, histórica y presente, la libertad es una amenaza, y hay que acabar con ella. Si no les vencemos definitivamente sólo aplazamos la guerra una generación más. Flaco favor a nuestros hijos.
Creo que las naciones civilizadas deben extender la libertad, por las buenas o por las malas. Por deber moral y conveniencia. Lo contrario es una invitación a la agresión. Y la historia, tan reciente, lo demuestra.
Todo es mejorable pero a grandes rasgos nuestro ejército no puede decirse que esté o vaya estar mal equipado. Pienso que está razonablemente bien. Las fragatas F-100, los carros Leopard 2 y los cazabombarderos Eurofighter son sistemas de armas de primera línea. Lo que echo en falta son helicópteros de asalto, un arma fundamental en el campo de batalla moderno. Llevan tiempo hablando de comprar los Apache o los Tiger pero de momento no se concreta nada.
Yo tengo que decir dos cosas:
La primera es que el ejército hace una labor que ni Llamazares ni sus amigos que piden la reducción del gasto militar hacen. Porque a los comunistas les he visto jamás mojarse las manos de txapapote o apagar incendios.
Y segundo, opino lo mismo que usted, Victrix, la dictadura franquista no ayudó a la modernización del ejército ni mucho menos, y creo que después de la transición, en plena democracia, nos hemos colocado a la altura de nuestros vecinos europeos. Aznar, con una medida bien liberal (supresión del servicio militar obligatorio) ayudó mucho en ello.
Un saludo, y hasta la vista!!
Sin que se pueda considerar esta una réplica a sus razonamientos, lo cual pueden estar seguros no está en en mi ánimo, si quisiera aclarar algunos conceptos que por sus contestaciones deduzco no debí dejar suficientemente claro en mi comentario.
Tanto al Espantapájaros como a Victrix recordarles que estamos hablando del siglo XIX, es decir, de unos conceptos tácticos completamente diferentes a los actuales; por tanto, para dejar sentado que es un ejército no hagamos otra cosa que acudir al diccionario de la Academia, el cual, en su acepción cuarta, explicita que ejército es (o era) "antiguamente, conjunto de tropas militares con los pertrechos correspondientes, unidas en un cuerpo bajo las órdenes de un mando". Hoy día sigue ajustándose a la misma definición, aunque los parámetros cuantitativos se han multiplicado, fundamentalmente, por vivir una situación de paz y poder agrupar simplificadoramente nuestras Fuerzas Armadas en tres únicos bloques: tierra, mar y aire; ya verían ustedes como en caso de guerra empiezarían a aparecer por doquier ejércitos, cuerpos de ejército, divisiones, etc. etc. Y nuestra última guerra civil es un buen ejemplo de ello.
En segundo lugar, permitánme que les exprese mi rechazo a la expresión "ejército franquista". La considero tan inoportuna como la de calificar el actual de juancarlista o al anterior de republicano. A partir de la década de los 50,s el ejército español no tiene más concomitancias con el poder político que la que pudieran tener los funcionarios, la sanidad o la marina mercante. Como poder fáctico del Estado que era, se le asignaron unas misiones y a ellas adaptaron sus necesidades. Personalmente pienso que, por poner un ejemplo, las tropas desplegadas en el Sáhara occidental estaban en igualdad de medios a cualquier ejército actual de 2º orden. ¿Que la tecnología era menor? Por supuesto. Pero para los desfiles de la Castellana no había necesidad de andar alquilando Leopard´s ni desmontando una fragata para aprestar otra. De la sangría económica que esta suponiendo el Eurofigther, ni hablamos. De todas formas, señores, si es cierto, como parece ser, que formamos parte del Euroejército, la OTAN, etc. etc., ¿que necesidad tenemos de sustituir "nuestra fiel infanteria" por un desorbitado gasto en el genérico de adquisiciones. ¿Acaso, de necesitar un componente de Europa esos helicópteros de asalto que echa de menos el señor "octopusmagnificens", no acudirían en su ayuda los del ejército francés o el alemán?
No quiero extenderme más. Sea mi epílogo afirmar que creo fervientemente en unas Fuerzas Armadas integradoras de la sociedad civil y con un fuerte componente educador y conglomerante de las diferentes regiones de nuestra nación. Me resulta cuando menos ridículo que nuestros militares dejasen de abonar la idea de Patria en aquellos mozos que acudían a los cuarteles desde todos los rincones de España para andar ahora haciendolo mismo pero a miles de kilómetros de sus casas. Me resultó terriblemente bochornoso que para completar nuestra Brigada en el GolfoPérsico tuviésemos que acudir a nuestros amigos hispanoamericanos.
Reciban mi muy afectuoso saludo.
In memoriam, siéntase usted libre para debatir lo que considere necesario, pues es bien interesante lo que plantea. No se si al principio se refiere usted a la situación militar de la zona republicana durante la Guerra Civil. A lo que me refería concretamente no era al surgimiento de divisiones dentro del ejército sino al control de las tropas por diferentes facciones políticas, cada una de las cuales hacía la guerra por su cuenta y con sus propios hombres. Ésta situación dista mucho de la que pueda tener un ejército con un único mando pero debidamente organizado en divisiones incluso dentro de la separación en Tierra, Mar y Aire. Muestra de ello es el cuerpo especializado de Infantería de Marina.
También habla del ejército franquista. Bueno, tiene usted razón, quizá la expresión no sea del todo correcta. Está claro que el ejército español siempre ha sido el mismo, de modo que yo me refería a las características que adoptó el mismo durante el periodo del franquismo. Está claro que el ejército como institución no es culpable de su falta de modernización, ya que la misma, al igual que sus cometidos, depende de las instrucciones que reciba desde arriba. En ese aspecto yo critico la postura que adoptó el régimen con respecto al ejército ya que a mi modo de ver no lo modernizó lo suficiente.
En cuanto al Eurofighter yo le daría la razón a Octopus ya que mal vamos si nuestra defensa nacional depende de los intereses de las instituciones de la Unión Europea. Una muestra bastante evidente de lo que digo la pudimos ver con el asunto del peñasco Perejil, cuando los franceses se posicionaron incluso a favor del vecino marroquí en una actitud tan cobarde y miserable como esperada. E incluso la OTAN se lavó las manos y dijo que eso era algo bilateral y que ese pedrusco no estaba en el Atlántico Norte. Pero qué miserables. Menos mal que mediaron los USA. Considero imprescindible tener una solvencia militar propia ante semejantes canalladas.
Un cordial saludo.
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