4.9.06

PROGRESÍA QUE NO PROGRESA (Y II)

Ya intentaba explicar anteriormente el extraño motivo que podía tener la sorprendente identificación de la progresía con los nacionalismos burgueses periféricos y con las teocracias musulmanas pero todavía es una incógnita el motivo por el que una gente que siempre dice identificarse con la libertad y la igualdad defiende a dictaduras comunistas como la cubana y muestra un odio tan acentuado hacia Estados Unidos, uno de los pocos países que siempre ha sido democrático desde que se fundó y que desde sus orígenes siempre ha defendido el liberalismo político y económico. La explicación no está sino en un mero intento por camuflar su ideología antiliberal haciendo uso para ello de los tópicos que, debidamente empleados, han hecho que se identifique al liberalismo con el fascismo cuando realmente son opuestos. Haciendo uso de ésta perfeccionada técnica no han dudado en tachar de facha a todo aquel que se oponga al socialismo y ello puede provocar un serio complejo entre los liberales españoles ya que éste es un país en que el liberalismo siempre ha brillado por su ausencia, aunque de eso me dedicaré unas líneas más adelante.

También es conveniente hablar de las simpatías que les despiertan regímenes socialistas de dudosa condición democrática, ya sean de corte militarista, como el de Chávez, o combinados con tendencias indígenas que pretenden mezclar las estructuras del Estado moderno con costumbres primitivistas al estilo Evo Morales. Uno de los pilares en torno a los que se configuraba el socialismo era el de la defensa de los trabajadores explotados durante la Revolución Industrial, una postura bastante digna a juzgar por la dureza de las jornadas laborales de hasta 16 horas. Ahora ya no existen afortunadamente tales penurias laborales y el socialismo no tiene sentido de tal modo que es necesario sustituir la figura del proletario por la de alguien que haga las veces de débil y oprimido: movimientos indigenistas o musulmanes, a pesar de que ambas se configuren como sociedades injustas y tribales con profundos sentimientos religiosos que tanto rechazo deberían provocar a quienes odian la religión hasta sus últimas consecuencias. Sólo desde estos argumentos y desde el ya comentado odio a los EEUU se explica su predilección por lo musulmán frente al Israel. O la defensa de la inmigración ilegal.

Igualmente interesante es destacar la relación que existe entre franquistas y socialistas amorales (no la rama del socialismo decente) No, no crean ustedes que desvarío. Según he podido saber de muy buena fuente, pues yo no viví aquella época, no fueron precisamente pocos los franquistas que de la noche a la mañana se convirtieron en socialistas (de ahí la ironía de la bandera que arriba se muestra) Y si analizamos ésta afirmación llegaremos a la conclusión de las grandes semejanzas entre unos y otros. Ambos recurren al reduccionismo primitivista para rebatir al otro sobre temas políticos de tal modo que suelen dedicarse improperios tales como “rojo” y “facha” Perfectamente podríamos denominar a este complejo proceso de argumentación política como “rojofachismo”. Es común a ambos no sólo ese reduccionismo mental sino su incapacidad de respetar a quien opina diferente y su tendencia a recurrir al insulto gratuito y a la descalificación cuando alguien no comparte sus ideas. Por no hablar ya de la necesidad que tienen unos y otros de controlar al prójimo (unos a través de comisarios políticos y otros recurriendo al caciquismo) y de imponer su forma de pensar.

Así es, el liberalismo nunca se nos ha dado bien a los españoles y los liberales son a menudo víctimas del ya comentado “rojofachismo”. Unos piensan justo lo contrario de lo que presumiblemente van a pensar los otros sin importarles rebasar los límites. Si unos participan en manifestaciones obscenas organizadas por gays los otros les consideran enfermos mentales. Otro ejemplo es el del contraste entre los violentos métodos educativos y el desmadre más absoluto y el cachondeo generalizado. En resumen se puede decir que el buen progresista odia a la iglesia católica, a los Estados Unidos y a Israel, le da reparo sentirse español, defienden el islamismo teocrático y el indigenismo tribal, intentan no hacer valoraciones sobre dictaduras comunistas, se sienten republicanos a la fuerza, se oponen al respeto en las aulas, llevan pañuelos palestinos, siempre nombran a ambos sexos (los más modernos mediante el ridículo símbolo @) conciben el botellón como una actividad saludable, les da alergia la presencia policial, identifican la bandera española constitucional con la franquista, simpatizan con nacionalismos burgueses, visten con ropa cara pero rota y sucia etc.

5 Comments:

At 4/9/06 12:03 p. m., Blogger El Espantapájaros said...

Muy buena esta segunda parte. Para futuras argumentaciones, me ha interesado mucho la parte en que se explica que, no habiendo ya obreros explotados que defender, o siendo atendidas las necesidades de los trabajadores por cualquier grupo político, se requieren nuevos grupos marginales o "en peligro" para que el socialismo-progresista tenga un fundamento. Lo de la bandera fusionada explica muchas cosas sobre las afinidades de unos extremos que se acaban tocando.

En cuanto a los lugares comunes del progrerío, en fin, ya son bien conocidos y observados. Efectivamente, uno de los más desafortunados es el de identificar a los liberales (y por extensión a casi todo aquel que no comulge con ellos) con fascistas retrógrados o simplemente como miembros de la ultraderecha. Mucha democracia, mucha libertad (o libertinaje), poca policía... Pero, eso sí, de Cuba no hay nada que objetar. Se supone que odian la pena capital, pero en Cuba sí la ven aceptable. Y con eso, todo lo demás. Y discutir es imposible, y menos sobre ese tema, porque, en vez de defender el régimen cubano con algún argumento habitual (la dictadura anterior, el aislamiento, etc...), pasan a atacar directamente a los Estados Unidos. "¿Y qué me dices de todos los que han muerto en Irak? Bush es más asesino que Fidel."

Por Júpiter, llevo unos días que me salen los progresistas por las orejas. Encima, de tanto leer "El Plural" empiezo a quedarme con alguna de sus vulgares expresiones.

Un saludo

 
At 4/9/06 5:48 p. m., Blogger Samuel J. said...

Me suscribo a lo dicho por el espantapájaros, y le felicito igualmente.

Hace tiempo que vengo pensando en cómo se ha dado la paradoja de que el socialismo más trasnochado, antiliberal, haya logrado penetrar en una democracia sin que prácticamente nadie lo impida. En una ocasión, depués de exponer por qué motivos pensaba que el marxismo era y es antidemocrático, me salió uno de los que no sólo se confiesan rojos sino que además presumen de pesoistas, señalando que ya quisiéramos "nosotros" (me hiere cada vez que alguien me incluye en un plural despectivo) que se prohibiera los partidos rojos.

Y no creo que prohibir el socialismo sea la opción más decente ni la más liberal, pero es que la gente de este país, hasta que no despierte del sueño en que la tiene la ignorancia y la prensa polanquista, nunca podrá darse cuenta de que el PSOE se acerca más a Izquierda Unida que a la democracia y parece confundirse con ella, en posiciones igual de radicales. Con ese sentimiento de masa, ese "nosotros", identidad de la que no hablaba Tariq Ramadan esta mañana, se han formado una familia entrañable, que aunque presume de admitir disidencias, le revuelve el estómago que las haya.

Es el puro revisionismo marxista: al socialismo por la democracia, y no a la democracia por el socialismo, ni la social-democracia. Es cierto que critican las dictaduras, porque el propio disfraz demócrata que les impone representar dicho papel, pero en el fondo no les disgusta. En el partido todo lo que hagan los "nuestros" es perdonable, aunque sea la verdad. Y, como usted dice, hasta los musulmanes, que no cuajan para nada con su ideología, se convierten en un arma arrojadiza contra sus enemigos más antiguos. Esto es, los Estados Unidos.

Curiosamente, cuando todavía uno es un niño precoz, escucha que aquél profesor se mete con los americanos, y no le da mucha importancia; pero luego, vuelve, y vuelve, y vuelve a escuchar las mismas críticas, monótonas y desfasadas, hasta que se le acaba metiendo en la mollera, en el subconsciente más arcano, el odio hacia el país más poderoso del planeta.

No se nace socialista, es cierto, pero yo diría que muy pocos lo son por convicción personal y muchos los que han sido convencidos. Se hace típico, pues, el joven comunista que al hacerse mayor sienta la cabeza y se hace liberal. Pero resulta raro ver a un liberal convertirse, y creo que no podría haber expresión más precisa, al marxismo puro y duro.

Un saludo.

 
At 6/9/06 12:16 a. m., Blogger vitio said...

El pacto con el nacionalismo, por parte de la izquierda es inevitable. En mi blog he colgado un fragmento de Jon Juaristi muy interesante al respecto.
Un saludo, vitio.

 
At 6/9/06 7:42 p. m., Blogger El Cerrajero said...

Esa bandera provoca efectos alucinógenos xD

 
At 6/9/06 9:08 p. m., Blogger Ninguno said...

Recuerdo especialmente una cita de Orwell, entresacada de su "Rebelión el la granja", que decía algo así como que (de memoria) todos los animales son iguales, pero unos más iguales que otros. Era un mandamiento cambiado que los animales debían obedecer. Algo similar es esto de la igualdad que predica la progresía. Sinceramente, yo pienso que la mejor igualdad que puede existir en un país es aquella que, como se ha demostrado por ejemplo en España, con gobiernos liberales ha conseguido acelerar el crecimiento ecónomico, disminuir el paro desde tasas socialistas (dícese de aquellas altísimas) y disminuir la carga impositiva. Qué mejor para que las familias de clases más bajas puedan aliviar sus gastos y mejorar su situación, al tiempo que la economía sigue desarrollándose. La verdad, una vez más, se subvierte con fines lucrativos.

Certeras observaciones las que hace, amigo victrix, en su último párrafo. De nuevo enmarcadas por esa tendencia a la masificación de rebaño, esto es, evitar ante todo destacar o llamar la atención por algo. Se han perdido muchos valores e inquietudes, la ausencia de personalidad se ha suplido por la pertenencia a la norma que un grupo mayoritario impone. De ahí quizá esa necesidad de vigilancia exahustiva hacia el prójimo, y si éste no es como "nosotros" lo despreciamos, lo resaltamos, lo marginamos: llamémoslo facha.

Por cierto, no sé qué es más valioso de esta segunda parte suya, si la foto de los Comaandantes, o su texto, victrix. Díficil elección. Mi nueva felicitación y agradecimiento.

Saludos...

 

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