LA ESPERANZA LIBERAL EN ESPAÑA
Ya se habrán percatado de la frecuencia con la que suelo criticar la escasa tradición liberal que ha venido demostrando España a lo largo de la historia, pero hoy mismo se comentaba en la tertulia de La Mañana algo que he venido observando y que me resulta esperanzador a pesar de considerarme una persona pesimista. Me refiero a la tendencia liberal que se está implantando en parte de la derecha española y más concretamente en los sectores más jóvenes. Se trata de una visión de corte anglosajón que se basa principalmente en la defensa del liberalismo político y económico. Pedro J, que era quien lo comentaba, sacó el tema a propósito de las Nuevas Generaciones de Mallorca aunque a mí me parece más acertado hacer referencia a la parte de la juventud que se siente identificada con esas ideas, sin tener que estar necesariamente afiliados a unas siglas. Yo personalmente no estoy afiliado a Nuevas Generaciones ya que no me gusta tomar parte en las traiciones y enfrentamientos inherentes a todo partido político. Porque las hay, según me comentan amigos que sí están afiliados.
Lo que es indudable es que este nuevo pensamiento liberal y demócrata que se está instaurando en parte de la derecha española es esperanzador, no sólo por las ideas que defiende, sino porque desde la racionalidad y los argumentos hace que la progresía parezca si cabe más radical de lo que parecía anteriormente, en aquellas épocas pasadas en que parte de la derecha no podía presumir precisamente de liberal. Y es que no olvido lo que me suele decir mi padre de la época que a él le tocó vivir, la del 23-F, la del ruido de sables y la de aquella transición difícil en la que afortunadamente se abrió paso la racionalidad con no pocas dificultades. Esta implantación progresiva del liberalismo es muy necesaria en estos momentos, cuando la progresía española vuelve a hacer de las suyas desde los planteamientos sectarios y excluyentes del señor Rodríguez ZP, ese nuevo rico traumado que pretende emular la época de la Segunda República, quizás en un empeño por sanar, a costa de un país entero, sus traumas guerracivilistas y sus problemas de ego.
Hay que seguir por este camino; defender la democracia y el liberalismo anglosajón como contraposición a ese sectarismo y a esa corrupción patrocinadas desde la izquierda y que en estas fechas se manifiesta con especial virulencia fomentando la exclusión del castellano en las escuelas y de cualquiera que piense distinto a ellos de la vida política, defendiendo nuevamente regímenes antidemocráticos o demostrando que la izquierda y la corrupción suelen ser dos conceptos inseparables como bien nos ha demostrado el señor Montilla, quien seguramente ya se habrá marcado como objetivo ser más sectarios y excluyente que Maragall e igualarle en fechorías. Por no hablar del vergonzoso e indignante espectáculo que están dando con el tema del 11-M que cada día tiene más en común con el GAL. Bien sabrá el señor Rubalcaba. Por todo eso y por respeto a nosotros mismos debemos defender la expansión del liberalismo para que deje todavía más en evidencia a estos necios que nos gobiernan y a esa parte de la sociedad que se autodenominará progresista pero que tiene de demócrata y respetuosa poco o nada.
Un último apunte sobre la izquierda. Éste relacionado con la respuesta del señor Losantos a mi pregunta acerca de la simpatía que demuestra la izquierda hacia nacionalismos periféricos burgueses y adinerados. La respuesta, inesperada y acertada, es que esta actitud se debe “al desprecio de la idea nacional que se produce en el internacionalismo obrero de finales del XIX” Doy por buena la respuesta y quedo satisfecho con la misma aunque no por ello excluyo mi teoría del trauma guerracivilista ya que Francia es un país donde tradicionalmente el socialismo siempre ha tenido mucha influencia y pese a todo nadie pone en duda el sentimiento patriótico francés. Quizá debamos asumir que en cuestiones políticas el análisis varía inevitablemente cuando nos estamos refiriendo a España. No olvidemos tampoco que las guerras civiles son muchísimo más dañinas que las guerras entre Estados ya que, mientras las primeras hacen aflorar odios y rencores entre compatriotas, las segundas consiguen unir a un país e incrementar el sentimiento nacional. Un ejemplo contemporáneo: el Reino Unido en las Malvinas.
Lo que es indudable es que este nuevo pensamiento liberal y demócrata que se está instaurando en parte de la derecha española es esperanzador, no sólo por las ideas que defiende, sino porque desde la racionalidad y los argumentos hace que la progresía parezca si cabe más radical de lo que parecía anteriormente, en aquellas épocas pasadas en que parte de la derecha no podía presumir precisamente de liberal. Y es que no olvido lo que me suele decir mi padre de la época que a él le tocó vivir, la del 23-F, la del ruido de sables y la de aquella transición difícil en la que afortunadamente se abrió paso la racionalidad con no pocas dificultades. Esta implantación progresiva del liberalismo es muy necesaria en estos momentos, cuando la progresía española vuelve a hacer de las suyas desde los planteamientos sectarios y excluyentes del señor Rodríguez ZP, ese nuevo rico traumado que pretende emular la época de la Segunda República, quizás en un empeño por sanar, a costa de un país entero, sus traumas guerracivilistas y sus problemas de ego.
Hay que seguir por este camino; defender la democracia y el liberalismo anglosajón como contraposición a ese sectarismo y a esa corrupción patrocinadas desde la izquierda y que en estas fechas se manifiesta con especial virulencia fomentando la exclusión del castellano en las escuelas y de cualquiera que piense distinto a ellos de la vida política, defendiendo nuevamente regímenes antidemocráticos o demostrando que la izquierda y la corrupción suelen ser dos conceptos inseparables como bien nos ha demostrado el señor Montilla, quien seguramente ya se habrá marcado como objetivo ser más sectarios y excluyente que Maragall e igualarle en fechorías. Por no hablar del vergonzoso e indignante espectáculo que están dando con el tema del 11-M que cada día tiene más en común con el GAL. Bien sabrá el señor Rubalcaba. Por todo eso y por respeto a nosotros mismos debemos defender la expansión del liberalismo para que deje todavía más en evidencia a estos necios que nos gobiernan y a esa parte de la sociedad que se autodenominará progresista pero que tiene de demócrata y respetuosa poco o nada.
Un último apunte sobre la izquierda. Éste relacionado con la respuesta del señor Losantos a mi pregunta acerca de la simpatía que demuestra la izquierda hacia nacionalismos periféricos burgueses y adinerados. La respuesta, inesperada y acertada, es que esta actitud se debe “al desprecio de la idea nacional que se produce en el internacionalismo obrero de finales del XIX” Doy por buena la respuesta y quedo satisfecho con la misma aunque no por ello excluyo mi teoría del trauma guerracivilista ya que Francia es un país donde tradicionalmente el socialismo siempre ha tenido mucha influencia y pese a todo nadie pone en duda el sentimiento patriótico francés. Quizá debamos asumir que en cuestiones políticas el análisis varía inevitablemente cuando nos estamos refiriendo a España. No olvidemos tampoco que las guerras civiles son muchísimo más dañinas que las guerras entre Estados ya que, mientras las primeras hacen aflorar odios y rencores entre compatriotas, las segundas consiguen unir a un país e incrementar el sentimiento nacional. Un ejemplo contemporáneo: el Reino Unido en las Malvinas.
7 Comments:
Puede que, como usted dice, haya distintos signos que nos conduzcan a un moderado optimismo sobre el futuro del liberalismo en España. ¡Pero son tanos los problemas! Este país está lastrado enormemente por cuestiones que parecen irresolubles, y en esta su etapa estrella, el progresismo está haciendo aún más graves dichas cuestiones con sus leyes demagógicas, su demonización del contrario y su juego de cara a la galería. Por otra parte, no es total la tendencia liberal (con todas las letras) en el PP, sino más bien secundaria o incipiente, que empieza a manifestarse.
También es digna de mención la respuesta de Losantos a su pregunta sobre la extraña relación entre socialismo y nacionalismo. Opino que ese desprecio hacia lo nacional pudo haber cuajado más en España gracias a nuestro característico sentimiento cainita y a, para qué negarlo, los tumbos que daba el país, que en la afirmada Francia, donde los socialistas, pese a su importancia, o bien tuvieron que pasar por el aro o bien ellos mismos estaban convencidos de que Francia tenía que estar por encima de sus convicciones marxistas. De todas maneras, habrá casos para todos los gustos.
Un saludo
Personalmente no sé lo que puede llegar a pasar, pero sí parece claro que al menos en los últimos años el liberalismo aflora en la juventud. No tanto como una iniciativa demoledora, exhorbitante, que nos haga abrigar esperanzas, sino como una respuesta natural al atrofiamiento intelectual que parece querer imponer el socialismo.
Respecto a la relación entre nacionalismo y socialismo, me inclino también por la idea de un trauma guerracivilista, que a día de hoy no ha dejado de ser un as en la manga para la progresía. El nacionalismo español franquista ha servido de atenuante para que ahora la izquierda, cada vez que se habla de la unidad nacional y el patriotismo, señale con el dedo al fatal ejemplo en el que se encarnó una forma de patriotismo probablemente exagerada y errónea.
Pero es el juego de los extremos. Revelando los aspectos más vergonzosos de un extremo, se convence a la masa para que avance ciegamente hacia el otro: la desunión nacional y la anarquía.
Sin dictaduras y bajo los rigores de la democracia, el marxismo no tiene razón de ser y sólo puede actuar de un modo nihilista. Pero las ruinas de la democracia deben conservarse.
Esperanza liberal en España...¿de la mano de Esperanza Aguirre?
Comparto la opinión de mi buen amigo Samuel; sin embargo, si observamos la realidad de nuestro país, que permanece absorbida por los partidos políticos, y que como tales, obedecen a escalas poco o nada democráticas, mucho menos liberales, pienso que es difícil conseguir agrupar a un par de rostros al menos (tales como la misma Esperanza Aguirre, por ejemplo) que en las condiciones actuales puedan liderar un proyecto liberal pleno. Si bien es cierto en los últimos años ha comenzado a resucitar ese espíritu necesario, y que con ayuda de internet, la radio y la prensa, cada día son más las personas que descubren que no todo es farsa, mentira, robo e inflación. Ejemplos de países hay varios, y con el tiempo se ha demostrado claramente las diferencias que separan la antigua URSS de los EEUU. Allá cada cual. Pero es reconfortante pensar en un futuro de liberalismo también en nuestro país. De momento, yo me quedo con estos blogs suyos tan entretenidos y relajantes...
Un saludo para todos.
Por cierto, hoy le envié información personalizada sobre Valladolid a su correo, victrix, como me pidió. Un placer. Me ha ayudado a mí misma el repasarlos. Creo que tengo una deuda pendiente con mi propia ciudad, no la conozco bien; mañana me verán mapa, gafas de sol y cámara de fotos en mano visitando la otra media infinidad de rincones destacables...
Estimada amiga, como comento en el email que le he enviado, le agradezco a usted que haya tenido la amabilidad de explicarme con tanto detalle y esmero los monumentos, las calles y las zonas de Valladolid que merecen ser visitadas, pues estoy seguro que la información que nos facilita nos será de gran utilidad. Visitaré su ciudad la próxima semana, y aunque esta vez no disponga de mucho tiempo, tengo pensado visitarla nuevamente y con mucha más profundidad en Octubre, como ya comenté. Añadir también que escribiré algo sobre las impresiones que extraiga de esa ciudad, al igual que intentaré añadir algunas fotos. Un saludo.
Estimada Marta: Estoy totalmente de acuerdo con usted: En los últimos años ha habido una especie de movimiento liberal que ha ayudado a difundir nuestra ideología.
Un saludo.
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