PROGRESÍA QUE NO PROGRESA (I)
Cumpliendo con la palabra dada regreso este 1 de Septiembre tras haber solventado mi compromiso académico con aparente éxito, aunque dichoso sea el día en que los profesores universitarios corrijan atendiendo a criterios medianamente lógicos y no en función de sus apetencias o de cupos de aprobados (las segundas matrículas y posteriores aportan mucho dinero) Pasando a temas bastante más interesantes que mis propias experiencias cotidianas, hoy he recordado un tema que ya había tratado en algún blog pero al que nunca le había dedicado un artículo: la deformación de la mentalidad progresista. Con esto no estoy arremetiendo contra todo aquel que se considere socialista, sino contra aquella parte de la sociedad que se hace llamar progresista y cuyos principios se basan más bien en traumas y prejuicios que en razonamientos políticos que tenga un poco de lógica, aunque luego se pueda estar a favor o en contra de éstos.
Y es que no debemos olvidar que, como en ocasiones suelo comentar, hay socialistas que son merecedores de todo mi respeto político, aunque luego me oponga a sus doctrinas. Este sería el caso de personajes como Redondo Terreros, Rosa Díez, Francisco Vázquez o Bono que han sido aniquilados sin piedad por alimañas de la talla de Rodríguez ZP, Maragall, Patxi López, Blanco y demás eminencias de dudosa decencia política que se han deshecho de los primeros o bien aislándoles, o bien invitándoles a dedicarse a la vida familiar o reservándoles destinos bien lejanos como puede ser Roma, donde no puedan molestar. Es ésta facción amoral del socialismo unida a Izquierda Unida, a los antisistema con greñas y palestino y a otros antiliberales consumados los que conforman eso que yo, como muchos otros, hago llamar “progresía” y que es desde cualquier punto de vista una ideología que tiene su base en una frustración que les hace actuar de modo ilógico.
Seguramente ya se habrán percatado ustedes de que me estoy refiriendo a la Guerra Civil, el acontecimiento que más influencia ha tenido en la vida política española en el último siglo. Ya había indicios antes del acontecimiento bélico de la inexplicable simpatía que se demostraban progresía y nacionalistas, pero fue tras la victoria Franquista cuando ésta tendencia se manifestó en todo su esplendor de tal suerte que tan profunda herida ha hecho que dos posturas en teoría antagónicas sientan que tienen algo en común; aunque quizá sería más correcto decir que los nacionalismos se aprovechan de los traumas de la izquierda traumada. Porque no debemos olvidar que el nacionalismo vasco y sobre todo el catalán tienen una base bien burguesa y adinerada que tanto rechazo debería suscitar a proletarios convencidos. El menor grado de aburguesamiento del nacionalismo vasco no hace más explicable la simpatía que éste suscita en la progresía ya que tiene un origen carlista (Dios, Patria, Rey) y clerical (seminarios vascos) con toques recientes de movimiento revolucionario romántico y demás. Pues ni siquiera esa gran incompatibilidad ideológica es lo suficientemente poderosa como para anteponerse a los traumas guerracivilistas.
Otro punto a tratar es lo bien que congenian con los islamistas, esos seres teocráticos que discriminan a la mujer y cuya ideología debería de chocar frontalmente con la de alguien que suele mostrar rechazo a movimientos religiosos y que está obsesionado con conseguir la paridad entre sexos aunque sea a costa de hacer el ridículo hasta límites insospechados; véase el tan citado “ciudadanos y ciudadanas” (¿Existirán los “electricistos”?) Volviendo al tema islamista yo me inclino por la explicación antiamericanista ya que Estados Unidos es el país que más férreamente se opone al islamismo (sin olvidar a Israel) Y el inexplicable rechazo y odio al país de las barras y las estrellas sólo es entendible nuevamente desde la experiencia traumática que esta vez deja al aire las tendencias antidemocráticas de estos progresistas traumados: La Guerra Fría, ganada por los estadounidenses a... la URSS, aquél paraíso de las libertades sociales que se concretaban en Gulags, censura, intervensionismo desmedido, partido único, monopolio informativo. En resumen: Maragallismo (CAC, Pacto del Tinell, campaña anti-Cope, multas por el uso del castellano...)
Y es que no debemos olvidar que, como en ocasiones suelo comentar, hay socialistas que son merecedores de todo mi respeto político, aunque luego me oponga a sus doctrinas. Este sería el caso de personajes como Redondo Terreros, Rosa Díez, Francisco Vázquez o Bono que han sido aniquilados sin piedad por alimañas de la talla de Rodríguez ZP, Maragall, Patxi López, Blanco y demás eminencias de dudosa decencia política que se han deshecho de los primeros o bien aislándoles, o bien invitándoles a dedicarse a la vida familiar o reservándoles destinos bien lejanos como puede ser Roma, donde no puedan molestar. Es ésta facción amoral del socialismo unida a Izquierda Unida, a los antisistema con greñas y palestino y a otros antiliberales consumados los que conforman eso que yo, como muchos otros, hago llamar “progresía” y que es desde cualquier punto de vista una ideología que tiene su base en una frustración que les hace actuar de modo ilógico.
Seguramente ya se habrán percatado ustedes de que me estoy refiriendo a la Guerra Civil, el acontecimiento que más influencia ha tenido en la vida política española en el último siglo. Ya había indicios antes del acontecimiento bélico de la inexplicable simpatía que se demostraban progresía y nacionalistas, pero fue tras la victoria Franquista cuando ésta tendencia se manifestó en todo su esplendor de tal suerte que tan profunda herida ha hecho que dos posturas en teoría antagónicas sientan que tienen algo en común; aunque quizá sería más correcto decir que los nacionalismos se aprovechan de los traumas de la izquierda traumada. Porque no debemos olvidar que el nacionalismo vasco y sobre todo el catalán tienen una base bien burguesa y adinerada que tanto rechazo debería suscitar a proletarios convencidos. El menor grado de aburguesamiento del nacionalismo vasco no hace más explicable la simpatía que éste suscita en la progresía ya que tiene un origen carlista (Dios, Patria, Rey) y clerical (seminarios vascos) con toques recientes de movimiento revolucionario romántico y demás. Pues ni siquiera esa gran incompatibilidad ideológica es lo suficientemente poderosa como para anteponerse a los traumas guerracivilistas.
Otro punto a tratar es lo bien que congenian con los islamistas, esos seres teocráticos que discriminan a la mujer y cuya ideología debería de chocar frontalmente con la de alguien que suele mostrar rechazo a movimientos religiosos y que está obsesionado con conseguir la paridad entre sexos aunque sea a costa de hacer el ridículo hasta límites insospechados; véase el tan citado “ciudadanos y ciudadanas” (¿Existirán los “electricistos”?) Volviendo al tema islamista yo me inclino por la explicación antiamericanista ya que Estados Unidos es el país que más férreamente se opone al islamismo (sin olvidar a Israel) Y el inexplicable rechazo y odio al país de las barras y las estrellas sólo es entendible nuevamente desde la experiencia traumática que esta vez deja al aire las tendencias antidemocráticas de estos progresistas traumados: La Guerra Fría, ganada por los estadounidenses a... la URSS, aquél paraíso de las libertades sociales que se concretaban en Gulags, censura, intervensionismo desmedido, partido único, monopolio informativo. En resumen: Maragallismo (CAC, Pacto del Tinell, campaña anti-Cope, multas por el uso del castellano...)
7 Comments:
De la prorgesía española cabe destacar su faceta humorística, la que les obliga a ponerse pañuelos palestinos y estrellas rojas, a enredarse hasta la locura con masculinos y femeninos y a tener que medio adorar a un régimen tan chusco como el de Castro a la par que echan pestes de Estados Unidos o Israel. Las flagrantes contradicciones que usted ha señalado deben ser las causantes de ese payaso comportamiento.
Me alegro de que haya salido satisfecho de su examen y espero ver pronto la segunda parte de este artículo.
Un saludo.
Pues eso es, la exaltación de la absurdez más absoluta. Si el progresismo actual se fundamentara en una serie de ideas, principios y logros, en lugar de ese afán por simbolizarlo todo (sean kefiyas, banderitas, coronas de espinas, azores...) aliarse con lo más incongruente y autoritario de este planeta sin ton ni son, obtener lucro para uno y sus familiares y al resto de los ciudadanos que les den morcillas, otro gallo cantaría. Porque el debate ideológico siempre beneficia. ¿Pero cómo van a ser los zerolos, pepiños, angelses, montillas, borises, y bardemes, adalid alguno de la intelegencia, la búsqueda de la equidad, la justicia, la libertad..., y la primacía del razonamiento? El espectáculo progresista no ha hecho más que comenzar. Está de moda ser progre. La pena que todos debemos soportarles a cualquier hora en cualquier sitio y bajo cualquier disfraz o pantomima, porque algunos sí respetamos su derecho a hacer el memo.
Confío en que al fin hoy pueda responderle a sus interesantes desafíos que hace ya unos días escribió en mis blogs. Espero que me disculpe por la tardanza, pues hoy tan sólo vencieron una pequeña parte de mis compromisos académicos. Y qué bien que le haya ido bien a usted, pues creo que será lo único que celebre yo este año, su aprobado merecido.
Un saludín.
Los pañuelos palestinos, las estrellas rojas y toda esta clase de manifestaciones van todavía más allá, como es evidente, del habitual sectarismo y deformación de términos políticos que se practica desde el gobierno. Pero no porque su mentalidad sea diferente sino porque deben guardar una mínima formalidad que no sobrepase los ya indecentes límites que les marca la maleducada sociedad española. En cuanto a la moda de ser progre salta a la vista que la suya, Marta, es una afirmación muy correcta y con darse una vuelta por cualquier facultad que no sea de ciencias se podrá constatar ésta reflexión. Todo tiene un ambiente muy botellonero-propalestino que convierte la vida progresista en todo un lujo para unos alumnos incultos que hablan de política sin ninguna lógica. Y a diferencia de la progresía yo respeto profundamente a quien opine diferente a mí siempre que me exponga sus argumentos de modo racional y argumentado. Pero ya es sabido que los autodenominados progresistas tachan de facha a cualquiera que piensa diferente a ellos, incluso a quienes como yo se oponen al “fachismo” y sus derivados por considerarlos antiliberales. Por concluir. Espantapájaros, mañana tendrá usted la segunda entrega. Y Marta, no diga usted que lo único que celebrará será un presumible aprobado mío porque, por de pronto, ya debe celebrar ser una joven decente y preparada, que no es precisamente poco en esta sociedad de maleducados, incultos y paletos en que nos ha tocado vivir. Qué cosas tiene usted...
Un saludo.
Vitrix: Compruebo que añoras el acercamiento de González hizo del socialismo a la "social-democracia". En el medio está siempre la virtud política, aunque no el gobierno.
La izquierda radical ensayó hace unos años la teoría de la "gestión de conflictos" y ponerse en medio mientras los alimentan. Así hicieron con el agua y les fue bien. No tengo mucha documentación salvo los discursos a ese respecto en el ámbito universitario de los radicales de Batasuna y de (en Aragón) de la Chunta Aragonesista).
Miembros de ese nuevo modo de hacer política forman parte del gabinete de Zapatero. Y no son mas que una reinterpretación del sistema de "lucha de clases"; como ya no hay clases como entonces hay "intereses".
Bueno, aún defendiendo el liberalismo y oponiéndome tanto al socialismo como a la socialdemocracia es evidente que ésta última es mucho más sensata y racional que el socialismo aplicado directamente. En cuanto a González es evidente que, por muy criticable que fuese, era un buen estadista en comparación con el inútil de Rodríguez ZP. Sabía hasta donde podía llegar y lo que podía hacer en cada momento aunque en la última legislatura los escándalos de corrupción afloraban como setas. Pero es que en la legislatura de Zapatero dos años han sido suficientes para derivar en lo peor del felipismo. Añadir también que González se encontró un país ruinoso y su labor fue bastante decente en comparación con la del actual gobierno, que heredó un país en plena bonanza económica. Un saludo.
Entre González y ZP hay una distancia abrumadora. Y respecto a los pañuelos palestinos, cada vez más frecuente en mi comunidad, me parece una auténtica gilipollez.
Me alegro que le haya salido bien el exámen.
Nos vemos!! Un saludo, vitio.
Pues sí, sin duda si hay algo que puede definir al socialismo moderno, a este revisionismo del progreso a lo zapatero, es la contradicción. Y no se nos olvide, como muy bien ha dicho Victrix, el trauma.
Se convierte en una forma camuflada de marxismo fascista, aunque se advierta en sus propias contradicciones que les mueve el sentimiento y la ignorancia y no la lucidez de juicio. He ahí lo curioso; porque mientras la progresía reniega del machismo, no reniega del islamismo. Saben en todo momento qué es lo comprensible y qué no lo es. Y precisamente es por la boca por donde muere el pez. Criticar los crímenes del Islam es un ejercicio de rigor, una maniobra de retirada, cuando sale algún liberal y hace el énfasis en sus arbitrariedades. Pero se nota que falta espíritu, claridad, en sus generalizantes "los señores de la guerra". Todos sabemos en quiénes están pensando y no podemos tragarnos lo que se dice por guardar las apariencias o su falsa reputación de gente racional.
Lo verdaderamente triste es ver lo fácilmente que se dejan engañar muchos españoles, de pura ignorancia. Dijo Jesús de Nazaret que había venido a dar testimonio "a la verdad", y todos los que son de la verdad oyen su voz. Está claro que quienes no son de la verdad, quienes en su ingenuidad e ignorancia enfermiza tienen la costumbre de creer a los manipuladores de su trauma, no van a tener vislumbres de realidad.
¡Qué patético e inmoral es engañar a un enfermo!
Victrix, me alegra que las cosas le hayan ido bien. Esperemos que los profesores esta vez no sean tan suspicaces y arbitrarios.
Un cordial saludo.
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