15.10.06

MANIOBRAS AUTONÓMICAS (II)

Pues bien, considerando que mi postura respecto al tema de las autonomías no quedó lo suficientemente clara he de realizar las pertinentes aclaraciones que me obligarán a escribir tres artículos, y no dos como tenía pensado, sobre la organización territorial española. En primer lugar he de comentarles que las afirmaciones vertidas en el escrito anterior estaban realizadas teniendo en cuenta la particular situación política que se vive en España y que dio lugar a que tanto nuestro modelo territorial como nuestra Constitución tuviese una vocación conciliadora que permitiese poner de acuerdo a facciones tan diferentes como podían ser centralistas e independentistas con la dificultad añadida de que ni unos ni otros estaban dispuesto a ceder en cuanto a sus principales reivindicaciones: Para unos la unidad indisoluble de la nación española y para otros alcanzar el mayor grado posible de autonomía.

Todo ello derivó en un modelo denominado autonómico que apenas se encuentra en otros países del ámbito político occidental; si acaso la situación más semejante es la italiana. Con este sistema la unidad de España quedaba garantizada porque en ningún momento se permitiría el federalismo que implicaría reconocer a Cataluña y País Vasco como Estados federales, por muy asociados o vinculados que estuviesen a España. Y al mismo tiempo se creía que los nacionalistas se darían por satisfechos al crearse un sistema que, sin ser federal, les permitiese alcanzar ciertos cotas de autonomía política. Eso fue un error porque si en el ámbito de la teoría política hay algo seguro es que los nacionalismos nunca se dan por vencidos hasta que consiguen sus objetivos. En ese sentido utilizaron (y utilizan) el sistema autonómico como plataforma para ir alcanzando poco a poco sus objetivos independentistas.

Por lo tanto, si nos ponemos en la situación de la época de la transición, la solución encontrada me parece la más correcta a juzgar por las pretensiones irrenunciables que tenían unos y otros. Pero que la solución encontrada fuese, a tenor de las circunstancias, la más adecuada no significa que defienda el sistema autonómico español tal y como se ha terminado por configurar ya que a mí modo de ver ha generado más desigualdades entre regiones de las que iba a generar un sistema centralista de corte jacobino. Asimismo considero que el modelo autonómico simplemente ha servido para intentar saciar las aspiraciones nacionalistas y para que más politicuchos incompetentes (estos autonómicos) se beneficien de los ciudadanos para cobrar sueldos inmerecidos con el pretexto de ser los representantes autonómicos. Es decir, que yo considere que la solución elegida fue la más acertada teniendo en cuenta las circunstancias del momento no significa que yo defienda un modelo federalista o autonomista en España.

Y es que ya les comento que el análisis político en España no se rige por las mismas ideas que el que pudiésemos llevar a cabo en otros países. Porque en Alemania o Estados Unidos (los modelos federales más conocidos) la existencia de un sistema territorial federal no es en absoluto incompatible con la idea nacional; es más, los estadounidenses han demostrado sobradamente su patriotismo y su amor a la patria por encima de cualquier pretensión federalista. Pero ese sistema, que en condiciones normales es tan válido como el centralista francés, no conviene aplicarlo en España. Y no porque sea teóricamente malo o rechazable, sino porque las características políticas de nuestro país desaconsejan desde cualquier punto de vista asimilar ese sistema al igual que desaconsejan que España se configure como un Estado republicano. En ese aspecto, cuando yo afirmaba que el estado autonómico no era tan malo, estaba hablando desde un punto de vista ajeno a las particularidades políticas españolas.

Sin embargo, si me preguntasen cuál es el sistema territorial más deseable en España si tenemos en cuenta la circunstancias políticas de nuestro Estado, entonces diría que el centralista porque el sistema autonómico o el federal no son bien entendidos y serían en todo momento modelos aprovechados indiscriminadamente por los nacionalistas para conseguir a la larga un objetivo que no es otro que la independencia. En teoría, en el papel, en un país normal y al margen de las peculiaridades españolas el federalismo (al igual que el republicanismo) no es necesariamente malo. Pero en España sería sutilmente utilizado por los nacionalistas con malos fines. Por no hablar de que nuestra falta de seriedad conlleva que el sistema autonómico derive en situaciones de incompetencia como por ejemplo los incendios sufridos por Galicia este verano. No obstante es una pena que las ideologías políticas en España estén tan viciadas que no se pueda plantear en términos normales un debate que en cualquier otro país no rebasaría el aspecto territorial. Aquí desembocaría en el aspecto nacionalista e independentista y en traumas y complejos guerracivilistas incomprensibles. Más de lo mismo con el republicanismo.

5 Comments:

At 15/10/06 10:04 p. m., Anonymous Anónimo said...

Pues estoy en desacuerdo con usted. Ya va siendo hora de que el Partido Popular empieze a involucrarse en el tema de la república. En la situación actual es impensable que no se produzca un cambio de régimen más pronto que tarde y no sería conveniente que la izquierda vuelva a constituirse en estandarte del sistema republicano, tal y como viene ocurriendo desde el 36. Además, para el modo en que ha tratado a la derecha...Mariano, ¡espabila!

 
At 16/10/06 8:32 p. m., Blogger vitio said...

Victrix: Ya le mandé el correo para responder a su pregunta. Me imagino que ya habrá llegado, de lo contrario, digamelo porque igual ha habido algún error a la hora de enviar.
Un saludo, vitio.

 
At 17/10/06 12:26 a. m., Blogger VICTRIX said...

Amigo Vitio, le comento que ya he recibido su email, el cual me resultó muy interesante. Y creo que mi respuesta al mismo merece más que unas líneas a modo de comentario en el blog, de modo que ya me dirigiré mañana a su dirección de email y le comentaré más en profundidad ya que presumiblemente no estaré tan atareado como hoy. Un cordial saludo.

 
At 17/10/06 9:42 p. m., Blogger Samuel J. said...

En España ni el republicanismo ni el federalismo han sabido implantarse. Quizás por lo radical de algunas posturas. Pero... ¿ustedes creen que en la España actual sería posible?

El nacionalismo vasco y catalán pretende justificarse con la conservación de la propia cultura, pero ello sólo ha generado un desprecio evidente hacia todo lo español, que ellos siguen considerando castellano. ¿Para qué un sistema federal, si no va a saber conservarse? Con respecto a la República, tal y como está el patio, alguien lo interprete como un regreso a la II República. Eso es lo triste, que este gobierno tome precisamente esa república como paradigma de un sistema democrático. Hubo cosas loables, sí, pero entremezcladas con una continua arbitrariedad y descarada aversión hacia los conservadores y la Iglesia.

El verdadero problema, a mi juicio, está en las tendencias. Cuando se establece una tendencia, (por ejemplo, potenciar el catalán para que no desaparezca o cosas semejantes) se sigue tendiendo hacia ese punto sin decirnos nunca dónde van a parar. Todo indica que el nacionalismo ya se ha pasado tres pueblos y no es nada de fiar.

Victrix, de esto habría mucho que hablar. Esperamos con interés su tercer artículo. Lamento que mi tiempo no me permita intervenir con más frecuencia, pero es que la vida académica es francamente durísima. No sé cómo lo estarán pasando ustedes.

Un cordial saludo.

 
At 18/10/06 6:33 p. m., Blogger El Espantapájaros said...

Mejor no mentar a la República, me trae dolor de cabeza pensar en la Primera y náuseas en la Segunda; ¡con la Tercera no sé qué me pasaría! Si la izquierda quiere abrogarse todo el cutrerío republicano español, el de hoy y el de ayer, que se lo quede. Lo que no hay que permitir es que, infames ellos, se lleven también la democracia.

Doy la razón a Samuel, son tiempos atareados estos y copados de obligaciones. Aunque eso no me impide hacer rondas por aquí y allá al menos dos o tres veces a la semana, que siempre se aprende y siempre es edificante y ameno tanto leer a Victrix como comentar o entrar en un debate a propósito de sus trabajados artículos.

Un saludo

 

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