19.11.06

LAS VERDADERAS CAUSAS DE LA POBREZA

Si algo quedó sobradamente demostrado a lo largo del siglo pasado es que las teorías marxistas eran incorrectas, y así se demostró tanto desde una perspectiva teórica como desde un punto de vista práctico, como se pudo ver con la gran diferencia que había entre el bloque capitalista y el bloque comunista en lo que se refería a desarrollo económico, libertades y progreso. De hecho yo suelo comentar que la construcción del muro de Berlín fue la muestra más evidente de que los propios dirigentes socialistas reconocían el fracaso de su gestión política y económica, aunque otra cosa es que lo quisiesen reconocer. Una vez que quedó demostrado que el capitalismo era el modelo a seguir, lo que se ha argumentado desde sectores autodenominados progresistas es que el capitalismo “salvaje” es el causante de la mayor parte de los problemas del planeta y, como no podía ser de otra manera, también del problema de la pobreza en el tercer mundo. Ya saben ustedes, las multinacionales explotan a los países pobres y los egoístas gobiernos occidentales no donan tanto dinero como deberían.

Sin embargo muchos países asiáticos han venido a confirmar que la liberalización de los mercados es capaz de aportar progreso y desarrollo económico a los países en desarrollo que se decantan por la fórmula del liberalismo hasta tal punto que bajo la denominación de “nuevos países industriales” han llegado incluso a competir en productividad con los productos occidentales. Esto resulta tan evidente que incluso China, un país considerado comunista, ha decidido optar por una apertura económica que le ha llevado a incrementar considerablemente su PIB en los últimos años; a este proceso liberalizador le han denominado “socialismo de mercado” Una vez planteados estos ejemplos hay mucha gente que se pregunta por qué motivo los países africanos siguen viviendo en la pobreza pese a los intentos por liberalizar la economía. Como comentaba antes, los progresistas y las Organización No Gubernamentales consideran que los motivos son tanto el capitalismo como el egoísmo de muchos países occidentales que se niegan a donar el famoso 0,07% de su Producto Interior Bruto. Pues bien, según creo yo los argumentos son falsos.

El principal motivo por el cual el continente africano se encuentra sumido en la más absoluta pobreza es principalmente la corrupción y la falta de seguridad jurídica. De nada sirve que nuestros gobiernos occidentales nos ahoguen a impuestos para enviar fondos a los países pobres si ese dinero lo reciben unas instituciones y unos dirigentes completamente corrompidos. Y es que no es la primera vez que aparece en el periódico un dirigente de un país africano rodeado de toda clase de lujos cuando los ciudadanos de su país mueren de hambre. E igualmente hay que tener en cuenta el factor de la seguridad jurídica ya que resulta evidente que ninguna empresa tiene interés en implantarse en un estado e invertir en proyectos a largo plazo cuando apenas se respeta el derecho a la propiedad privada y cuando la situación política es tan inestable que en cualquier momento se puede desencadenar una guerra civil o un golpe de Estado. El liberalismo económico es algo que debe ir íntimamente ligado al liberalismo político y al respeto de la propiedad privada.

Tampoco hay que olvidar que muchas ONG no contribuyen precisamente a terminar con la pobreza al oponerse al libre comercio, por no recordar que algunas de ellas tienen escasa transparencia o que otras de reconocido prestigio critican insistentemente la situación de los derechos humanos en EEUU en vez de centrarse por ejemplo en Cuba o en Irán, ejemplos de dictaduras comunistas y teocracias defendidas por los intelectuales frente al “imperio”. Tampoco hay que olvidar a la ONU, la institución de lo políticamente correcto que está completamente desprestigiada y en la que se mueven dictadores con total libertad. Los países pobres dejaron pasar una gran oportunidad a finales de los 70, cuando los tipos de interés no eran muy altos y podían haber devuelto parte de la deuda externa e invertirdo en empresas productivas. En los años 80 el precio del dinero subió y muchos países pobres cometieron el disparate de aumentar la oferta monetaria rápidamente, lo cual elevó la inflación. A día de hoy la solución es complicada, pero no tanto como parece: liberalismo político, liberalismo económico, seguridad jurídica y evitar guerras y conflictos civiles.

Por cierto, como ya han hecho otros, yo también quiero recordar la triste noticia de la muerte de Milton Friedman, uno de los grandes liberales del siglo XX y principal exponente de la Escuela de Chicago.

“Si un intercambio entre dos partes es voluntario, no ocurrirá a no ser que ambos crean que se van a beneficiar de él. La mayoría de las falacias en economía derivan de la negación de este concepto tan simple, de la tendencia a asumir que hay una traba insalvable, que una parte puede ganar solo a expensas de la otra”

7 Comments:

At 19/11/06 3:09 p. m., Blogger El Espantapájaros said...

Debo decir que su artículo de hoy irradia liberalismo por los cuatro costados, y es digno homenaje a la figura de Milton Friedman, de quien, lamentablemente, nos hemos tenido que despedir esta semana que termina. Muchos grandes hombres (y mujeres, no olvidemos a Oriana) están desapareciendo en los últimos tiempos; pero estoy convencido de que otros tantos vendrán en su repuesto y recuerdo.

Ha usted observado bien que los problemas de África, los cuales, al margen de arrepentimientos colonialistas y otras chorradas, no deben ser ignorados por Occidente, no se van a solucionar con más donaciones, ni con más préstamos a fondo pérdido, ni con destinar más PIB a ayudas exteriores. Todo esto es accesorio, carcasa, o aún peor: de los pobres de los países ricos a los ricos de los países pobres. En todo caso, esta ayuda podría ser verdaderamente beneficiosa, como impulso, de no ser existir tal corrupción y tantas dictaduras en África, por no hablar de esa seguridad jurídica siempre amenazada.

Desde luego, reinvertir el proceso de globalización, como desearían fantasiosamente algunos, sería pésimo remedio por no decir agravante, pues, unido a las demandas ecologistas más cerriles--que van en el mismo sentido "desglobalizador"--, devolvería a África a tiempos precoloniales, nada deseables, o eso creo.

Un saludo

 
At 19/11/06 8:46 p. m., Blogger Samuel J. said...

Sin duda, el artículo expone con seriedad y coherencia un liberalismo político y económico. En la historia tenemos ejemplo de que cuando la economía comienza a liberalizarse, por diversos motivos, se acaba instaurando la democracia. En España lo sabemos muy bien, porque no es comparable el régimen franquista en los años siguientes a la guerra civil que en la década de los 60-70.

Los políticos tienen que saber que si no optan por la liberalización de la economía las van a pasar canutas. Para ello es necesario unos políticos que consideren el capitalismo como una postura más aceptable. Puede que sirvan a intereses particulares, pero lo que es seguro es que si el mandamás no cede o es derrocado, la presión del Estado seguirá siendo fuerte.

El problema es que cuando muere un dictador y da lugar a una guerra civil no siempre hay un período inmediato a la democratización. La transición española fue francamente buena, puesto que se instauró la democracia y quedó arraigada pese al 23-F. De haber permanecido un régimen proteccionista permanente, a parte de que se habría terminado de hundir el país, habría dado lugar a una revolución y probablemente a otra guerra.

Lo que dices sobre la pobreza es francamente acertado. Por cierto, que nunca he oído a un socialista decir por qué el 0'7% es la política más adecuada. Me hablan de solidaridad, compasión, y bla, bla, blá, pero no me explican por qué tenemos que darle dinero a los dictadores. ¿Eso va a traer la democratización y liberalización? ¡No hay que darles ni un céntimo! Precisamente, si contribuimos a su enriquecimiento personal, estamos cerrando el camino a que el dictador abra en un futuro las puertas a las empresas extranjeras, les garantice la seguridad, aumentando así la competencia.

Un saludo.

 
At 21/11/06 6:32 p. m., Blogger El Cerrajero said...

Yo, que soy más bruto, lo tengo claro: los grandes problemas los genera la Izmierda.

 
At 22/11/06 5:59 p. m., Blogger QRM said...

Muy Bien.

Los liberales estamos cada vez menos sólos, aunque los maestros tienen la maldita manía de morirse.

¿Será posible la revolución liberal? La dignidad, la decencia y el progreso la reclaman.

Enhorabuena.

 
At 23/11/06 9:17 p. m., Blogger Ninguno said...

Sin ir más lejos, yo tuve que soportar hace tiempo -en un "family meeting" donde siempre, contra todo protocolo recomendado, erramos hablando de política- a unos parientes simpatizantes de esa malformada "izquierda abertzale" hablar de las huellas actuales que el "horredno capitalismo salvaje" está provocando en Rusia y cuyos efectos se comprueban en la cantidad de familias que viven en la más absoluta miseria, no así antes, con la URSS, cuando vivían en plenitud e igualdad (o algo así). Evidentemente, es dar coces contra un muro. El socialismo es la verdadera causa de pobreza en todo aquel país en el que ha estado instaurado. Y lo sigue siendo. Por otro lado, la cantidad de pobres que el liberalismo genera en los países que así se rigen mayoritariamente (porque la desaparición absoluta de la pobreza es una utopía) es ínfimamente menor, ni comparable. Leí una vez de Aznar que el liberalismo es la opción menos mala de todas las que hay actualmente. Además hoy mismo, amigo victrix, usted sabrá bien, una profesora nos hablaba de la socarronería neoclásica (en contra de los ilustres keynesianos) con la demostración del llamado "efecto expulsión de la economía" y seguir erre que erre con la ausencia de intervención estatal. Pero creo, a estas alturas, que todo es conocido. Sabemos bien (por ciencia y por exper-c-iencia) cómo mejorar la vida de los ciudadanos, cómo mejorar sus libertades, cómo garantizarles derechos y seguridades, otra cosa es que algunos lo deseen, o simplemente prefieran el interés de su propio bolsillo, "viva el gasto público y a correr con el botín".

Saludos cordiales.

 
At 21/4/07 6:24 p. m., Anonymous Anónimo said...

pues he de decir que estoy en desacuerdo con muchas de las opiniones aqui vertidas, no es el socialismo lo que crea pobreza sino de lo corruptos que sean los politicos eso es como decir que las guerras son incitadas por la derecha cuya bandera es la libertad.
y ya por ultimo a ese bocazas que ablo algo sobre la izmierda, quiero que sepa que gracias a "esos" el paro a bajado no estamos en una guerra estupida mandando a compatriotas a morir

 
At 5/6/07 10:54 p. m., Anonymous Anónimo said...

Aquí tenemos a un votante típico del PSOE. Lo que dice no tiene desperdicio:

"pues he de decir que estoy en desacuerdo con muchas de las opiniones aqui vertidas, no es el socialismo lo que crea pobreza sino de lo corruptos que sean los politicos eso es como decir que las guerras son incitadas por la derecha cuya bandera es la libertad."

Aparte de una redacción digna de un estudiante de la Logse (de implantación socialista)... ¿qué dices?.

Luego este preclaro ejemplo de ignorancia supina (común entre sus correligionarios) nos sorprende con lo que sigue:

"y ya por ultimo a ese bocazas que ablo algo sobre la izmierda, quiero que sepa que gracias a "esos" el paro a bajado no estamos en una guerra estupida mandando a compatriotas a morir"

Increíble. Si no lo leo no lo creo. El paro sigue bajando (que no ha comenzado a bajar desde que el PSOE gobierna) gracias a que Solbes es persona inteligente y formada (el único del gobierno) que ha sabido mantener la misma política económica del gobierno anterior, es decir, la que mejor funciona, y que no es socialista precisamente.
Lo de la guerra es para caerse de risa directamente. ¿Tienes idea, mi inculto amigo, de en cuántas guerras están metidos en este momento los ejércitos españoles, con todo el beneplácito de tu pacifista gobierno?. Pues infórmate antes de decir tonterías que no sirven más que para confirmarnos que el votante socialista típico es un ignorante manipulado por maestros de la demagogia.

 

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