4.2.07

TEMPORALES, EMBALSES Y CAMBIO CLIMÁTICO

Les comentaba la última semana que tenía previsto tratar un tema que, en la medida de lo posible, nos haría concebir con cierto optimismo el desarrollo del liberalismo en España en comparación con otros países. Finalmente he decidido dejarlo para la semana que viene ya que en estos días han tenido lugar unos sucesos que me gustaría comentar ya que de lo contrario ya no serían de actualidad. El primero de ellos es más bien ridículo y se refiere a la posición que adoptan la gente y los medios de comunicación cuando la situación meteorológica empeora sensiblemente y nieva un poco. Aprovechando el tema me referiré a otros temas tales como la situación de los embalses en comparación con las palabras de la ministra, el cambio climático y el apagón que se llevó a cabo para protestar contra éste.

Entrando en materia meteorológica he de reconocer que una de las cosas que siempre me ha llamado la atención es la importancia que se presta en nuestro país al empeoramiento del tiempo y en especial a la bajada de las temperaturas y a la nieve. No suelo ser yo una persona que vea muchos telediarios sino que más bien prefiero la prensa escrita o la radio, pero las pocas veces que he visto estos días pasados los telediarios me he encontrado con que uno de los titulares principales es que España se encontraba bajo los afectos de un temporal que se recrudecía por momentos; en otras ocasiones creo que lo llaman ola siberiana. Quizá suceda que mi punto de vista es el de una persona que vive en una zona que siempre se ha caracterizado por la nieve y el frío, pero no puedo evitar permanecer atónico al ver cómo se puede dar tanta importancia a unos copos de nieve y ocho grados bajo cero... Una cosa es mantener informadas a las personas a efectos de posibles desplazamientos automovilísticos, lo cual es perfectamente comprensible, y otra bien distinta es el circo que siempre se genera cuando nieva. Ya saben, la pobre señorita del telediario en plena Cordillera Cantábrica en medio de una ventisca y otras situaciones semejantes.

También hacía referencia a la situación de los embalses y a las palabras de la ministra Narbona, quien aseguró hace días que "España sufre la peor sequía de la historia". No voy a ser yo quien ponga en duda los problemas de agua que sufre el sureste de España, pero cuando la ministra realiza tales afirmaciones debe ser bastante más precisa y hacer referencia únicamente a los lugares que padecen la sequía y no a toda España, ya que sus palabras pueden no ser ciertas del todo. En primer lugar porque este año el agua embalsada en toda España es bastante superior a la del año anterior por estas fechas: 29847 hm3 frente a los 25370 hm3 o lo que es lo mismo, el 55.12% del total frente al 46.85% de hace un año. Además ese 55,1% dista poco del 58,6% que almacenaron de media los embalses en los ocho años anteriores. Y en segundo porque hay cuencas, como por ejemplo la del Duero, cuyas reservas se encuentran a más del 75% de su capacidad mientras que el año pasado al 52%. Por lo tanto la ministra debería matizar sus palabras y ser consciente de que la situación de los recursos hídricos varía mucho en función de la zona de España en que nos encontremos. Qué menos se le puede pedir a la ministra...

Entretanto un informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático nos alerta de que a finales de siglo la temperatura de la Tierra será entre 1,8 y 4 grados superior y el nivel del mar se incrementará entre 19 y 58 centímetros mientras que en España los efectos se dejarán sentir a modo de olas de calor, sequías y lluvias torrenciales. Dado que no soy científico no tengo los suficientes medios para rebatir estas predicciones, pero ello no significa que me las tenga que creer. En primer lugar porque yo no he apreciado por aquí un cambio climático que vaya más allá de lo que puede considerarse normal entre unos años y otros. En segundo lugar porque unas personas que tienen dificultad para predecir el tiempo más allá de diez días no creo que sean capaces de predecir lo que sucederá dentro de un siglo. Y en tercer y último lugar porque, pese a estar según se dice en un periodo de calentamiento generalizado del planeta, el año pasado se registraron en Europa temperaturas especialmente frías (sobre todo en el Este de Europa) y entonces nadie se acordó del famoso cambio climático. Por no hablar ya de que, hace décadas, se había dicho que la Tierra iba a sufrir un drástico enfriamiento.

Por lo tanto yo seguiré instalado en mis posturas “agnósticas” en lo que respecta al cambio climático y al margen de teorías catastrofistas que, como viene siendo habitual, suelen ser bastante erróneas como ya quedó demostrado con la gripe aviar o con las “vacas locas”, enfermedades que, en teoría, ya deberían haberse ensañado con la población mundial. El clima cambia desde siempre, alternándose periodos de glaciaciones y calentamientos y, aunque los defensores del cambio climático defiendan que en este caso el calentamiento se ha acelerado, nada hay que nos obligue a pensar que los ciclos climáticos deban ser proporcionales y estar estrictamente en relación con lo que sucedió en situaciones precedentes. ¿Acaso el futuro debe ser igual que el pasado? Qué importa, al fin y al cabo los políticos van a apoyar a toda costa las teorías catastrofistas de las ONG’s porque de lo contraria podrían perder votos. Apaguen ustedes los Ministerios si lo creen conveniente, pero a mí no me apetecía apagar la luz a las 19:55 entre otras cosas porque estaba estudiando y tengo unos exámenes que he de aprobar ya que a mí nadie me va a dar un puesto en el Ayuntamiento.