29.9.06

¿ERA EL FRANQUISMO UNA IDEOLOGÍA FASCISTA?

Ya se habrán percatado de lo mucho que critico la falta de rigor que padecen los españoles a la hora de tratar temas de ideología política, lo cual ya me llevó en fechas anteriores a escribir sobre la extraña identificación del republicanismo con la izquierda o sobre la simpatía de los socialistas hacia los nacionalistas burgueses. Hoy mi interés se centra en intentar comprender si el franquismo era un régimen fascista o no, algo que muy pocas personas se atreven a dudar ya que esto parecería estar justificando en cierta manera la dictadura. Pero no tiene que ser así necesariamente. Yo personalmente me opongo a la dictadura franquista y a cualquier otra porque son contrarias a las libertades e intervensionistas, pero el rechazo del franquismo no está reñido con el rigor político. Y si yo considero que el la dictadura de Franco no cumple todos los requisitos necesarios para ser considerada estrictamente fascista, esto no significa que la esté justificando de ninguna de las maneras. Ni mucho menos...

Por lo tanto, yo considero que es más correcto considerar al franquismo una ideología nacionalcatolicista antes que fascista. A diferencia de Hitler y Mussolini, Franco no creó ningún movimiento de tal ideología sino que más bien era un militar monárquico, tradicionalista, católico hasta sus últimas consecuencias y muy conservador, valores que nunca fueron apoyado ampliamente por el fascismo, que era concebido por sus defensores como una ideología más moderna, elitista, paramilitar y revolucionaria en contraposición con el conservadurismo tradicional de base católica. Lo más cercano que tiene el franquismo con el fascismo es el intervencionismo, el saludo, la retórica y la estética que adornaban lo que fue una dictadura tradicionalista, conservadora y católica apoyada por Alemania e Italia por motivos meramente estratégicas como podían ser probar armas nuevas o tener un régimen más afín que el republicano que les permitiese controlar el estrecho de Gibraltar durante la Guerra Mundial que se avecinaba.

Lo más parecido al fascismo que hubo en España fue la Falange, movimiento del que se ayudó Franco para ganar la guerra civil pero del que se alejó ante la presumible derrota de Alemania en la Guerra Mundial, lo que le llevó a acercarse más al OPUS y a posturas más moderadas y tradicionalistas. De hecho, la Falange siempre se sintió traicionada por Franco y en una ocasión Santiago Montero Díaz le llamó “rata vaticana” por considerar que había abandonado la verdadera revolución fascista. Otros decían que había traicionado el espíritu de José Antonio. Y es que no hay que olvidar que, durante la dictadura, el ejército siempre se impuso a éste partido, algo que no sucedió en la Alemania nazi donde Hitler dio mucha más importancia a cuerpos paramilitares como las SS que al ejército tradicional, siendo los primeros cuerpos más especializados y elitistas compuestos por los hombres más y mejor preparados. Este rasgo tan peculiar del fascismo nunca se percibió en España durante la dictadura franquista.

El denominado “movimiento” nunca tuvo tanta implantación y España se configuró como un Estado más civil en el que ni tan siquiera era necesario pertenecer al partido único para acceder a un cargo público de cierta relevancia, algo que era impensable en las dictaduras de Hitler o Mussolini. La sección femenina tampoco tenía rasgos fascistas sino que estaba más bien orientada a educar a las mujeres en el tradicionalismo, en el puritanismo y en el catolicismo para hacer de ellas buenas madres y sumisas esposas. Entre los puntos que se le negaron a la Falange se encuentran el de crear comisarios políticos, el de nacionalizar la banca y la industria o el de dejar en sus manos la educación, función de la que se hizo cargo la iglesia. Y esa es otra gran diferencia, ya que ni Hitler ni Mussolini mostraron semejante apego hacia la iglesia católica, aunque tampoco entraron en conflicto con ella. El nazismo hacía en ocasiones uso de cierto paganismo en sus símbolos e ideologías.

Todo ello debe, cuanto menos, hacer recapacitar a quienes hablan del franquismo como una ideología plenamente fascista. Sí, fue una dictadura, pero hay ciertos elementos especialmente característicos del fascismo que apenas se dejaron notar en la España de Franco. El “movimiento” nunca ostentó tanto poder, el ejército tradicional siempre se impuso a los cuerpos paramilitares especializados, el catolicismo era muy evidente, el Estado intervenía menos en sectores importantes y no se suprimieron las Cortes (aunque no eran democráticas) Como ya decía antes, cuestionar el carácter fascista de la dictadura franquista no significa en ningún momento legitimar lo que hizo. Pero cada ideología tiene su nombre y sus característica propias, y la de Franco fue una dictadura nacionalcatolicista, militarista, intervencionista, conservadora y tradicionalista. Al menos así lo veo yo.

25.9.06

DE EXTRANJEROS Y ENCUESTAS

Ayer estaba leyendo la prensa y me topé con dos noticias interesantes. La primera de ellas trataba sobre la reforma de la ley de Extranjería Suiza que ha sido aprobada con un apoyo en referéndum del 70 por ciento de los participantes. Una de las novedades que introduce es la de dificultar la estancia con fines laborales en el país a toda aquella persona que no pertenezca a la Unión Europea y que sea incapaz de demostrar que su actividad "servirá a los intereses económicos" del país. Asimismo, quien desee establecerse en Suiza sin ejercer una actividad lucrativa deberá demostrar que cuenta con los medios económicos para hacerlo. Supongo que no se habrán planteado la posibilidad de legalizar a todos los inmigrantes ilegales que entren en el país siguiendo las doctrinas del señor Rodríguez ZP. Esta reforma puede suscitar posturas a favor o en contra, pero siempre dentro de ámbito laboral y económico.

Pero lo que me parece una auténtica majadería es la apreciación que hace de la misma las Naciones Unidas, quienes han tachado su contenido de “racista y xenófobo” Para empezar, la ONU, que es una organización que integra a diversos dictadores que no respetan las libertades más básicas, no debe entrometerse en las decisiones legislativas respetuosas con los derechos humanos que adopte democráticamente y con un apoyo mayoritario un país democrático como Suiza. Y para seguir, es sorprendente que tachen a la ley de "racista y xenófoba" ya que en ningún momento recoge discriminaciones por razones de color de piel, pues, a juzgar por el contenido de la ley, no creo que tenga ningún problema en instalarse en el país Helvético un ciudadano británico de color, por ser perteneciente a la UE y por contribuir a los intereses económicos del país. Y puede que un blanco de Rumania sea rechazado. ¿Qué tiene que ver el racismo en todo esto? Parece ser que toda actitud que no sea acorde a los planteamientos de la ONU y de la izquierda es susceptible de ser racista...

En la segunda noticia se comentaban los datos extraídos de una encuesta realizada en Portugal y que afirma que el 28% de los portugueses están a favor de unirse con España, un 68 por ciento opina que los portugueses recibirían un trato de igualdad por parte de los españoles y un 97 por ciento de los encuestados consideró que Portugal se desarrollaría más si se uniese a España. Sin dejar de ser una encuesta y un pensamiento aislado e intrascendente, alguna vez me he preguntado cómo serían las cosas en estas tierras ibéricas si no hubiésemos tenido unos reyes tan inútiles y toda la península fuese un mismo país llamado Iberia, como sería lógico por cultura, clima, historia común y geografía. Se trataría de un país que en la actualidad contaría casi con la misma población que Francia, Italia o el Reino Unido, con el consiguiente peso político y económico que esto supondría a nivel europeo y mundial.

Pero claro, entre 1621 y 1665 tuvimos que padecer el reinado de Felipe IV, que entre otras cosas supuso el gobierno de Olivares, ambos unos personajes infames que en unos pocos años llevaron a una potencia mundial a la miseria, lo cual provocó malestar y enfrentamientos internos. Pero ya saben ustedes que no tengo ninguna simpatía hacia los Austrias y que considero una lástima la pérdida de líneas reales españolas en favor de las extranjeras. Ya lo avisaron los comuneros, que algo de razón llevaban. Los Austrias mayores esquilmaron España (y sobre todo Castilla) para crear un imperio que nos daba gran prestigio internacional a costa de empobrecer nuestro país. Y los Austrias menores... ¿Es necesario hablar de unos personajes tan incompetentes? Tal era su mediocridad que el propio Felipe IV concibió un hijo con toda clase de problemas físicos y mentales.

23.9.06

EL TALANTE COMUNISTA DURATE LA GUERRA CIVIL

Me debato entre la risa y la incredulidad. Les cuento. El otro día supe de cierta persona que estudió conmigo hasta que se cambió de ciudad y cuyas ideas políticas intentan combinar islamismo, nacionalismo catalán y vasco, anarquismo, republicanismo, progresía y simpatías hacia los movimientos guerrilleros sudamericanos. Ya ven ustedes que es una mezcla un tanto particular y difícilmente explicable de no ser porque la ideología de la izquierda actual no se configura en torno a unas ideas propias, sino que es la resultante de aunar todo lo que rechaza la derecha liberal. Porque hace años el comunista sabía al menos diferenciar entre su ideología y la de un anarquista o un nacionalista burgués. Ahora ya ni eso.

Pues bien, mi sorpresa se debe a que dicha persona dice ser afín al Partido Comunista, aunque no podría decir nada seguro sobre su afiliación. Lo que ahora mismo dudo es si ésta persona está al tanto de la historia de España y de lo que realmente significa esa ideología comunista que a mi modo de ver es bastante contraria a su manera de pensar. En los primeros años de la guerra civil española la zona republicana no sólo se encontraba en conflicto con la zona franquista sino que además albergaba toda clase de luchas internas entre las diferentes ideologías de izquierdas que pretendían imponer sus ideas. Como ya comentaba hace días, tal era la situación que durante un tiempo cada facción dirigía sus propias tropas y milicias.

En Cataluña estaba especialmente extendido el anarquismo de manera que la Generalidad era prácticamente independiente respecto del Gobierno central republicano. Esa influencia anarquista también se extendió por Aragón, considerándose más importante la revolución que la guerra. Sin embargo los comunistas defendían firmemente la idea de ganar la guerra antes de llevar a cabo cualquier proceso revolucionario, de modo que para ellos era realmente importante volver a instaurar el ejército popular, el cual debía estar debidamente equipado, jerarquizado y organizado. Ya se imaginarán ustedes el nerviosismo que las palabras jerarquía y organización pueden provocar en los anarquistas. La batalla estaba servida.

La facción socialista del gobierno central (Largo Caballero y luego Negrín) cedió ante los comunistas ya que era la Unión Soviética el país que más armamento proporcionaba a la causa republicana. A medida que el comunismo tomaba posiciones comenzó la lucha con los anarquistas y más tarde la persecución contra los militantes del POUM. Muestra de ello fueron las Jornadas de Mayo de 1937. Y, para sorpresa de todos los que se consideran comunistas y al mismo tiempo defienden el nacionalismo catalán, el comunismo recortó drásticamente la autonomía de Cataluña para imponer centralismo, orden y jerarquía en la zona republicana. ¡Pero bueno, proletarios del mundo, ateos defensores de teocracias! ¿Son ustedes conscientes de que sus siglas se opusieron al talante y a la diversidad de los pueblos de España? Es que...

21.9.06

QUEREMOS SABER LA VERDAD

Supongo que ya estarán ustedes al tanto de las investigaciones que viene publicando El Mundo a propósito de los atentados del 11 de Marzo, las cuales son a menudo tachadas de teorías conspiratorias por el gobierno y por los medios afines a éste. Tanto es el miedo que tienen algunos a que se descubra toda la verdad que ayer mismo todos los grupos parlamentarios a excepción del Partido Popular se comprometieron a vetar cualquier iniciativa parlamentaria popular sobre los atentados. De este modo el Parlamento, que representa la soberanía nacional, es utilizado para silenciar a los representantes de casi diez millones de españoles con el pretexto de salvaguardar “la dignidad parlamentaria”

Pero hoy mismo el diario El Mundo nos ofrece en portada un documento de la Policía Científica que al parecer el Ministerio del Interior remitió al juez Del Olmo después de haber eliminado del mismo la parte que relacionaba a la banda terrorista ETA con los islamistas en los atentados del 11 de Marzo. En el documento se dice que la utilización del ácido bórico con fines terroristas sólo tiene como precedente la localización de dicho elemento en un piso franco de ETA en Salamanca. Todo ello hace indicar, a juicio de los peritos, la posibilidad de que los autores de los hechos estén relacionados entre sí, hayan tenido un mismo tipo de formación o sean los mismos autores.

En caso de ser cierta esta información se demostraría que un Ministerio es capaz de manipular documentos oficiales, lo cual obligaría al Poder Judicial a procesar a los implicados ya que a día de hoy rige, para desgracia de muchos, la separación de poderes. Era bastante pequeño cuando salieron a la luz los escándalos socialistas pero, a juzgar por el nerviosismo que ya se deja notar en la izquierda española, si todo este asunto sale a la luz no tendrá nada que envidiar a los escándalos de los últimos años del felipismo, con la diferencia de que el señor Rodríguez ZP lleva solamente dos años y medio en el poder.

Entretanto los barones del Partido Socialista desaparecen poco a poco, no se sabe si porque molestan o por la repugnancia que les produce el tono que está tomando la postura política de su partido. Porque no olvidemos que, dentro de lo malo, esta gente defendía la unidad de España y de vez en cuando la decencia política. Ibarra se va por motivos de salud, Bono para cuidar de su familia, Francisco Vázquez al Vaticano y Rosa Díez o Redondo Terreros, que eran los que más molestaban, han sido prácticamente marginados en el partido. Demasiadas casualidades...

19.9.06

CUESTIONES MILITARES

No sé si es por interés propio o por tradición familiar, pero he de reconocer que siempre me han suscitado cierto interés los asuntos militares. Y considero injusto el trato que a menudo recibe el ejército por parte de la progresía, que siempre he tenido por costumbre reclamar una reducción del dinero destinado a gastos militares. En esta ocasión ni siquiera hay una explicación guerracivilista o traumática por ilógica que sea, ya que no debemos olvidar que buena parte del ejército se mantuvo fiel a la República durante la Guerra Civil. Otra cosa es que, en un alarde de estupidez, decidiesen abolir el ejército de la zona republicana y organizar su defensa en torno a patrullas a menudo mal organizadas y dirigidas por facciones diferentes dentro de la izquierda, de modo que cada cual controlaba sus propios grupos, lo cual produjo una desorganización evidente que llevó a la reinstauración del ejército republicano cuando la guerra ya estaba bastante avanzada. Y claro, para entonces ya era demasiado tarde. Es falsa la idea de que Franco fuese un mal militar (les remito al último libro de César Vidal) pero tiene mucho de verdad la afirmación que asegura que, más que ganar Franco la guerra, la perdió la República.

Pero supongo que eso no fue más que una manifestación más del carácter español anárquico, espontáneo, irracional, apasionado, desorganizado, impredecible, valeroso y chapucero que ya pudieron comprobar los ejércitos del glorioso Napoleón cuando decidieron conquistar España previa maniobra de despiste y mentira tan típica del carácter cobarde de los franceses, quienes acabaron aburridos ante la guerra de guerrillas que les planteamos. Ya se imaginan ustedes lo desconcertante que podía resultar para un ejército moderno como era el napoleónico enfrentarse a las escaramuzas rudimentarias y populares guiadas por gentes como el cura Merino o el Empecinado, personajes éstos que en principio debían de dar la risa a los franceses. Luego ya no. Para bien o para mal somos así. Así todo la guerra de la Independencia (con las Cortes de Cádiz) es uno de los episodios más entrañables de la historia de España y uno de los pocos en que el sentimiento nacional era evidente en nuestro país, sin tener que asistir a lo patético que resulta ver como cierto sector se siente receloso de ser español.

En otro orden de cosas es destacable la tendencia africanistas que siempre han tenido los militares españoles en los últimos siglos y que yo nunca he compartido. Creo que España no debería haberse embarcado en esa burda imitación del neocolonialismo francés y británico, porque sólo nos trajo muertos innecesarios con un territorio, el marroquí, con el que España debería haber mantenido únicamente las relaciones diplomáticas estrictamente necesarias. Antes y ahora. Aunque por aquél entonces podíamos decir que el vecino moro nos tenía un mínimo respeto y no como ahora, con Rodríguez ZP, que se ha empeñado en convertir a España en un país llorón y miedoso del que ya se puede reír hasta el presidente de Senegal. Qué triste. No obstante, por aquella época ya empezaba a ser evidente que el ejército español estaba algo obsoleto en comparación con el británico o con el norteamericano, que a finales del S. XIX ya apuntaba buenas maneras. Desde entonces y hasta hace bien poco nuestro ejército siempre ha sido anticuado y arcaico.

A su modernización no contribuyó mucho la dictadura, época en la que se identificó al ejército con el franquismo y que confirmó lo que todos conocemos, que nuestras fuerzas armadas son de segunda en el panorama internacional. Algo que hizo bien González fue acabar con el ruido de sables y comenzar una modernización militar que concluyó Aznar y que ha convertido al nuestro en un ejército reducido pero bien dotado en cuanto a medios y preparación de los militares. También es destacable y digna de tener en cuenta la labor que realiza a nivel civil cuando nuestras calamitosas instituciones se colapsan y los militares tienen que acudir a recoger petróleo con sus propias manos, a apagar incendios o a desatascar los coches de los imprudentes que deciden irse de vacaciones cuando la previsión del tiempo anuncia nieve. Y eso que las nevadas de ahora dan risa y rara vez pasan de los 30 centímetros en la ciudad. Pues eso, que debemos contribuir a modernizar todavía más nuestro ejército incrementando el gasto que se le dedica. Ya, ya sé que hay que quitarlo de otros sitios: de sueldos de políticos y de festejos vulgares. Pero lo primero es inútil plantearlo, por ser ellos quienes toman esas decisiones, y lo segundo daría lugar a una rebelión en toda regla. Una pena.

16.9.06

FALLACI Y LOS NO ALINEADOS

Supongo que ya estarán ustedes al tanto de la muerte de Oriana Fallaci, una desgraciada noticia, ya que se va una de las personas que más abiertamente ha criticado uno de los fenómenos más preocupantes de las últimas décadas: el sometimiento de Occidente ante lo políticamente correcto, los traumas de la progresía y la incompetencia de unos políticos corrompidos y acomplejados que muestran más interés por colocarse en instituciones inservibles que por garantizar las libertades que los occidentales han conseguido después de siglos de lucha. Se va Fallaci y se fue Revel, ambos en un momento delicado para la libertad, cuando gran parte del socialismo europeo reniega del cristianismo y se arrodilla temeroso ante las teocracias musulmanas. Justo ahora, cuando nos venden falsas promesas de multiculturalismo con el resto de pueblos del mundo: esos que defienden las teocracias y que se manifiestan fanáticamente cuando alguien les lleva la contraria.

Seguramente Fallaci fue tachada de facha cientos de veces, al igual que sucede con cualquier persona que se atreva a defender la libertad, porque ya es de sobra conocido, y varias veces comentado, que la progresía recurre a la manipulación de la terminología política para rebatir los argumentos de quien piensa diferente a ellos. Esa parte de la izquierda traumada y acomplejada que dice ser laica y atea pero que no duda en mostrar una gran simpatía y complicidad hacia regímenes teocráticos en que el pueblo está sometido por líderes religiosos. Esos que elaboran leyes de igualdad que invitan a contratar a las mujeres en función de cuotas y no atendiendo a sus capacidades laborales pero que luego confraternizan con culturas que permiten su apedreamiento o que impiden su acceso a la Universidad. Y esos mismos que participan en manifestaciones homosexuales obscenas y que al mismo tiempo se entiende con quienes les condenan a muerte por su condición sexual.

En eso consiste el sinsentido de unas ideas que están obligando a Occidente a retroceder poco a poco a medida que se va aproximando al precipicio con la bendición de unas instituciones corrompidas que intentan mantenerse en el medio para satisfacer a todos y no desatar las iras de los extremistas. Para ellos es más importante no herir sensibilidades que garantizar nuestras propias libertades, como bien nos demostraron ante la publicación de las famosas viñetas por medios daneses. Hoy mismo se ha desatado una oleada de protestas en muchos países musulmanes por las declaraciones del Papa, quien afirmaba lo siguiente: "Dios no se complace con la sangre, actuar contra la razón es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma y no del cuerpo. Quien quiere llevar a alguno a la fe necesita hablar bien y razonar correctamente y no usar la violencia y la amenaza" ¿Llegará un día en que ni siquiera podamos opinar sobre temas considerados sensibles por determinados colectivos?

Entretanto nuestro Secretario de Estado de Exteriores se encuentra en la Habana en la Cumbre de los países no alineados, simpatizando con Evo Morales y Chávez, ambos férreos defensores de una dictadura comunista cuyos exiliados y represaliados parecen no existir para un gobierno que se olvida de que las dictaduras también pueden ser de izquierdas. Allí está España, compartiendo mantel con un señor cuya única aspiración es hacer desaparecer a Israel del mapa y dejando bien claro, por si había dudas, que con Rodríguez ZP vamos a estar del lado de quienes no respetan las reglas liberales y democráticas más básicas, aunque siempre amparándonos en el demagógico discurso de Naciones Unidas, esa cueva de burócratas cuyo Secretario General (personaje que tiene los bolsillos bien llenos) no duda en deshacerse en elogios hacia Fidel Castro, a quien le agradece su "enorme contribución y el liderazgo que ha ejercido en las distintas fases de evolución del Movimiento" Hasta en Senegal se ríen de nosotros. Y pensar que hace unos años íbamos a entrar en el G8...

13.9.06

VALLADOLID: CIUDAD CASTELLANA

Por fin estuve en Valladolid, una ciudad que tenía muchas ganas de visitar y que, quizá por dejadez o por las recomendaciones de la gente, nunca había tenido la ocasión de conocer. Cuando preguntas a alguien sobre qué ciudad te recomienda visitar siempre te responde que San Sebastián por la playa de la Concha, Salamanca por sus monumentos, Segovia por el acueducto, Santander por sus playas... pero he de reconocer que nunca nadie me había recomendado visitar Valladolid, algo que, después de la experiencia, considero un craso error. Pasaré ahora a comentarles las conclusiones que pude extraer de la ciudad, pero no sin antes agradecerle a una lectora vallisoletana sus acertadas recomendaciones, ya que gracias a las mismas pudimos conocer todos los rincones de interés.

Antes les comento que organizamos el viaje atendiendo a sus recomendaciones y no en grupo organizado ya que, a mi modo de ver, las excursiones guiadas tienen algunos inconvenientes. En primer lugar la escasa libertad que puedas tener a la hora de moverte libremente por la ciudad que se visita y en segundo lugar el verse uno sometido a los horarios y a las restricciones de esta clase de excursiones. Por no hablar del hartazgo que siempre provoca escuchar a un esmerado guía comentarte cada mínimo detalle artístico de un monumento, con lo que esto supone: Gente que bosteza y se coloca las manos en los riñones para intentar aguantar de pie. Aunque cuando pregunta al final del recorrido si los sufridos turistas han disfrutados, éstos comentan entre gemidos que sí. De modo que opté por hacerme con un mapa y recorrer por mi mismo la ciudad.

Lo que más me llamó la atención fue su extensión, más pequeña de lo que yo pensaba o de lo que me habían comentado. Cierto es que centré mi visita especialmente en la zona céntrica y monumental, pero así todo hubo tiempo para visitar parte de las afueras y de cruzar el Pisuerga. Incluso ya por la tarde opté por prescindir completamente del mapa, pues bien sabía por donde se iba a todas las partes de la ciudad. No obstante, a pesar de ser más pequeña de lo que pensaba, Valladolid destaca por su monumentalidad y ostentación de sus edificios en comparación con cualquier otra ciudad de Castilla y León, que a su lado parecen pueblecillos tranquilos y más aseados, con escasos edificios que sean dignos de mencionar. Y no me refiero a los monumentos, pues Castilla y León es toda ella una Comunidad monumental, sino a los edificios que, siendo dedicados a viviendas u oficinas, muestran una grandeza, una clase y una ostentación digna de ser mencionada.

Más adelante pasaré a comentarles los edificios y los monumentos en particular, pero antes me gustaría concluir con estos aspectos introductorios que a mí personalmente me resultaros muy interesantes. Pues bien, comentarles que si Gallardón es el rey de las zanjas, el alcalde de Valladolid sería digno de hacerle sombra, porque según pude apreciar había lugares como la Calle Miguel Iscar (creo) o la Plaza Circular que son absolutamente intransitables, al igual que la Plaza Mayor y la Catedral. U otros monumentos que, como la iglesia de San pablo, se encuentran en obras. A ello hay que unir que, por la fecha que elegí para el viaje, estaban siendo desmontadas buena parte de las casetas de las fiestas locales, lo cual dificultaba más si cabe la circulación de los peatones. Pero ello no oscurece la opinión que tengo de Valladolid, que es muy buena, ya que me encontré con una ciudad bastante limpia y debidamente cuidada y organizada, aunque algo polvorienta.

Pero, como les comento, Valladolid es una gran ciudad en la que pude apreciar gran actividad y movimiento urbano, tanto en el centro como en algunas zonas más periféricas que tuve ocasión de visitar. Respecto a la gente, y en relación con lo que comentaba la amable lectora vallisoletana en uno de sus comentarios a un escrito anterior, es una curiosa mezcla entre pueblerismo y refinamiento. Mismamente te podías topar con una persona especialmente bien vestida y arreglada y tres calles más adelante encontrarte con un señor con la camisa a medio abrir, un palillo en la boca y zapatillas de estar en casa, algo que yo personalmente no he observado en ciudades más norteñas. La gente por lo general no mostraba mucha educación, más bien por frialdad y por introversión que por malos modales. O al menos eso creo. Añadir también (y ruegos perdonen ustedes el inciso) que las chicas son bastante más guapas que en otras ciudades del norte de Castilla y León, donde tienen un aspecto bien embrutecido y afeado que mucho deja que desear en comparación con las vallisoletanas. Y créanme que no miento. En fin, cierro el inciso.

En cuanto a los monumentos en particular, a mí me gustó especialmente la Academia de Caballería, un edificio realmente bello e impresionante que me detuve a observar varios minutos sin pestañear. Magnífico. También me gustó mucho la Plaza Mayor, muy del estilo a otras plazas mayores castellanas pero con un tono rojizo que le daba una especial vistosidad que intentaban corromper sin ningún éxito unas vallas que la invadían y que no aprecié bien si se trataba de obras o de los esqueletos de los chiringuitos que estaban siendo desmontados por casi toda la ciudad debido a las fiestas locales, como ya comenté. Aunque fue difícil tomar una foto buena, la tienen entre las que he elegido para mostrarles. Igualmente magnífica la Catedral, que también les muestro, y que nuevamente estaba rodeada de hormigoneras, obreros y palas, al igual que la iglesia de San Pablo. Así todo su factura es muy buena y es curiosa su diferencia con las catedrales góticas de Burgos o León. Quizá lo que la estropee un poco sea su ubicación, no en una zona espaciada y amplia, donde se permita el paseo y una buena perspectiva, sino entre muchas callejuelas y casas. Así todo es muy bonita.

Quizá lo único que le eche en cara a la ciudad sea la aglomeración urbana que en ocasiones es excesiva y muy recargada, ya sea tanto en el casco antiguo como en las zonas exteriores, ya que apenas hay zonas amplias y despejadas para el paseo, estando estas igualmente saturadas de árboles, jardines y estatuas. Es, por así decirlo, un poco agobiante en ocasiones. La zona del río está bien cuidada e incluso dispone de una playa fluvial y de un embarcadero que contrastan con las grandes torres de edificios que se pueden ver desde el mismo. Campo Grande es sin duda el pulmón de la ciudad, una gran zona arbolada, bien cuidada y, por lo que pude ver, sin presencia de vandalismo y delincuencia, como suele ser habitual en este tipo de zonas, que a menudo albergan borrachos, quinquis, drogaditos y gentuza variada. Así que muy bien, muy refrescante su visita en un día caluroso como fue el del lunes. Y es que no miento si les digo que me quemé un poco. Disponía incluso de un estanque con un chorro de agua que sorprende a quien cree que sólo se topará con árboles.

Como conclusión les digo que Valladolid me pareció una ciudad muy señorial y muy completa, que disfruta de todas las comodidades de las grandes ciudades y que al mismo tiempo no tiene ni atascos monumentales ni mucha delincuencia, el menos por lo que yo pude ver. Por lo tanto le recomiendo su visita a toda aquella persona que quiera pasar un buen día paseando entre monumentos y típicos rincones castellanos, con la ventaja que supone poder visitar la ciudad en un solo día. Yo al menos tengo previsto volver el mes que viene...

...no sólo para disfrutar de la ciudad de Valladolid y de los rincones que no pude visitar esta vez, sino también para poder contemplar la soledad y la austeridad que transmite el paisaje castellano castigado por el sol.


10.9.06

DIFERENCIAS CULTURALES EN EUROPA

Es particularmente curiosa la diferencia cultural que existe entre los diferentes países de la Europa occidental, es decir, aquella que no perteneció al bloque soviético durante la guerra fría. Muchas veces me he preguntado cuales pueden ser los motivos de estas particularidades, que son especialmente significativas a nivel cultural y social, de modo que he intentado extraer diversos argumentos que lo permitan explicar. En primer lugar puede ser por la diferencia existente entre la mentalidad católica y la protestante. También puede deberse a la influencia de la romanización; o incluso se podría optar por un razonamiento climático, aludiendo a las repercusiones que pueda tener el clima mediterráneo; porque no debemos olvidar que a menudo se suele utilizar la expresión “cultura mediterránea” para referirse a un conjunto de países con costumbres similares: vida familiar y pausada, escaso desarrollo industrial, influencia romana, carácter abierto, tendencia a la vagancia y al jolgorio, improvisación, escasa formalidad...

En primer lugar hacía alusión a la influencia del catolicismo y del protestantismo en la mentalidad de las personas y de las culturas. A mí me resulta significativa la diferencia de desarrollo que puede existir entre países como Alemania, Holanda o Reino Unido de otros como España, Portugal o Italia. Está claro, o al menos así se ha manifestado, que el protestantismo siempre ha sido, dentro del cristianismo, una tendencia mucho más emprendedora y mercantilista que el catolicismo, que siempre ha optado por posturas más tradicionales. Es innegable que la mentalidad protestante tiene un componente más inconformista e innovador que quizá se pueda diferenciar de un sentimiento católico que se ha mostrado tradicionalmente más reacio al mercantilismo, considerando en ocasiones la riqueza como algo malo. Además España, que siempre ha sido uno de los focos del catolicismo (por mucho que les pese a algunos) adoptó una postura muy comprometida con la contrarreforma, lo cual acentúa más la influencia católica.

También se puede explicar esta diferencia desde la influencia de la cultura romana, que se extendió principalmente por la cuenca mediterránea y cuya cultura apenas se dejó notar en zonas tales como las Islas Británicas o la antigua Germania, que se mantuvieron al margen de la romanización. No debemos olvidar que una de las principales señas de identidad de la cultura romana era ese arraigado sentimiento familiar que hoy se puede apreciar en países como España, Italia o Portugal, sitios donde los hijos permanecen en casa hasta entrados los treinta y en que son tan frecuentes las comidas y las reuniones familiares. Sin embargo, si ustedes conocen a algún extranjero o la cultura de los países más septentrionales observarán que los hijos suelen independizarse pronto y que las tasas de divorcio son más elevadas. Es indudable que la tradición familiar persiste todavía en aquellas zonas donde la romanización tuvo una mayor implantación. En Italia el tema familiar es especialmente llamativo, aunque eso merece un artículo aparte.

Por último, el clima mediterráneo puede que sea la explicación a la diferencia de carácter que existe entre la gente que vive en zonas mediterráneas de aquellas que, aun viviendo en el mismo país, están sometidos a otra clase de condiciones climáticas. Este aspecto puede explicar la diferencia entre un andaluz y una persona del norte, que a mí modo de ver es abismal en cuanto a carácter y temperamento se refiere. Cuando he visitado estas zonas he notado que las personas tienen un temperamento mucho más agradable, abierto, animado y alegre que en Castilla y León, que es lo que yo conozco, donde somos especialmente secos, fríos y escasos en palabras. No obstante yo lo prefiero ya que, a pesar de disponer la gente del sur de una forma de ser muy agradable, a mí me resultaría realmente complicado adaptarme a ellos y a su humor, que a menudo me parece excesivamente recargado. En otras palabras, y con el debido respeto a quién pueda ser de allí: me pone algo nervioso. También es destacable la diferencia existente entre el norte y el sur de Italia, más si cabe que en España, sobre todo en cuanto a nivel de desarrollo.

7.9.06

LA ESPERANZA LIBERAL EN ESPAÑA

Ya se habrán percatado de la frecuencia con la que suelo criticar la escasa tradición liberal que ha venido demostrando España a lo largo de la historia, pero hoy mismo se comentaba en la tertulia de La Mañana algo que he venido observando y que me resulta esperanzador a pesar de considerarme una persona pesimista. Me refiero a la tendencia liberal que se está implantando en parte de la derecha española y más concretamente en los sectores más jóvenes. Se trata de una visión de corte anglosajón que se basa principalmente en la defensa del liberalismo político y económico. Pedro J, que era quien lo comentaba, sacó el tema a propósito de las Nuevas Generaciones de Mallorca aunque a mí me parece más acertado hacer referencia a la parte de la juventud que se siente identificada con esas ideas, sin tener que estar necesariamente afiliados a unas siglas. Yo personalmente no estoy afiliado a Nuevas Generaciones ya que no me gusta tomar parte en las traiciones y enfrentamientos inherentes a todo partido político. Porque las hay, según me comentan amigos que sí están afiliados.

Lo que es indudable es que este nuevo pensamiento liberal y demócrata que se está instaurando en parte de la derecha española es esperanzador, no sólo por las ideas que defiende, sino porque desde la racionalidad y los argumentos hace que la progresía parezca si cabe más radical de lo que parecía anteriormente, en aquellas épocas pasadas en que parte de la derecha no podía presumir precisamente de liberal. Y es que no olvido lo que me suele decir mi padre de la época que a él le tocó vivir, la del 23-F, la del ruido de sables y la de aquella transición difícil en la que afortunadamente se abrió paso la racionalidad con no pocas dificultades. Esta implantación progresiva del liberalismo es muy necesaria en estos momentos, cuando la progresía española vuelve a hacer de las suyas desde los planteamientos sectarios y excluyentes del señor Rodríguez ZP, ese nuevo rico traumado que pretende emular la época de la Segunda República, quizás en un empeño por sanar, a costa de un país entero, sus traumas guerracivilistas y sus problemas de ego.

Hay que seguir por este camino; defender la democracia y el liberalismo anglosajón como contraposición a ese sectarismo y a esa corrupción patrocinadas desde la izquierda y que en estas fechas se manifiesta con especial virulencia fomentando la exclusión del castellano en las escuelas y de cualquiera que piense distinto a ellos de la vida política, defendiendo nuevamente regímenes antidemocráticos o demostrando que la izquierda y la corrupción suelen ser dos conceptos inseparables como bien nos ha demostrado el señor Montilla, quien seguramente ya se habrá marcado como objetivo ser más sectarios y excluyente que Maragall e igualarle en fechorías. Por no hablar del vergonzoso e indignante espectáculo que están dando con el tema del 11-M que cada día tiene más en común con el GAL. Bien sabrá el señor Rubalcaba. Por todo eso y por respeto a nosotros mismos debemos defender la expansión del liberalismo para que deje todavía más en evidencia a estos necios que nos gobiernan y a esa parte de la sociedad que se autodenominará progresista pero que tiene de demócrata y respetuosa poco o nada.

Un último apunte sobre la izquierda. Éste relacionado con la respuesta del señor Losantos a mi pregunta acerca de la simpatía que demuestra la izquierda hacia nacionalismos periféricos burgueses y adinerados. La respuesta, inesperada y acertada, es que esta actitud se debe “al desprecio de la idea nacional que se produce en el internacionalismo obrero de finales del XIX” Doy por buena la respuesta y quedo satisfecho con la misma aunque no por ello excluyo mi teoría del trauma guerracivilista ya que Francia es un país donde tradicionalmente el socialismo siempre ha tenido mucha influencia y pese a todo nadie pone en duda el sentimiento patriótico francés. Quizá debamos asumir que en cuestiones políticas el análisis varía inevitablemente cuando nos estamos refiriendo a España. No olvidemos tampoco que las guerras civiles son muchísimo más dañinas que las guerras entre Estados ya que, mientras las primeras hacen aflorar odios y rencores entre compatriotas, las segundas consiguen unir a un país e incrementar el sentimiento nacional. Un ejemplo contemporáneo: el Reino Unido en las Malvinas.

4.9.06

PROGRESÍA QUE NO PROGRESA (Y II)

Ya intentaba explicar anteriormente el extraño motivo que podía tener la sorprendente identificación de la progresía con los nacionalismos burgueses periféricos y con las teocracias musulmanas pero todavía es una incógnita el motivo por el que una gente que siempre dice identificarse con la libertad y la igualdad defiende a dictaduras comunistas como la cubana y muestra un odio tan acentuado hacia Estados Unidos, uno de los pocos países que siempre ha sido democrático desde que se fundó y que desde sus orígenes siempre ha defendido el liberalismo político y económico. La explicación no está sino en un mero intento por camuflar su ideología antiliberal haciendo uso para ello de los tópicos que, debidamente empleados, han hecho que se identifique al liberalismo con el fascismo cuando realmente son opuestos. Haciendo uso de ésta perfeccionada técnica no han dudado en tachar de facha a todo aquel que se oponga al socialismo y ello puede provocar un serio complejo entre los liberales españoles ya que éste es un país en que el liberalismo siempre ha brillado por su ausencia, aunque de eso me dedicaré unas líneas más adelante.

También es conveniente hablar de las simpatías que les despiertan regímenes socialistas de dudosa condición democrática, ya sean de corte militarista, como el de Chávez, o combinados con tendencias indígenas que pretenden mezclar las estructuras del Estado moderno con costumbres primitivistas al estilo Evo Morales. Uno de los pilares en torno a los que se configuraba el socialismo era el de la defensa de los trabajadores explotados durante la Revolución Industrial, una postura bastante digna a juzgar por la dureza de las jornadas laborales de hasta 16 horas. Ahora ya no existen afortunadamente tales penurias laborales y el socialismo no tiene sentido de tal modo que es necesario sustituir la figura del proletario por la de alguien que haga las veces de débil y oprimido: movimientos indigenistas o musulmanes, a pesar de que ambas se configuren como sociedades injustas y tribales con profundos sentimientos religiosos que tanto rechazo deberían provocar a quienes odian la religión hasta sus últimas consecuencias. Sólo desde estos argumentos y desde el ya comentado odio a los EEUU se explica su predilección por lo musulmán frente al Israel. O la defensa de la inmigración ilegal.

Igualmente interesante es destacar la relación que existe entre franquistas y socialistas amorales (no la rama del socialismo decente) No, no crean ustedes que desvarío. Según he podido saber de muy buena fuente, pues yo no viví aquella época, no fueron precisamente pocos los franquistas que de la noche a la mañana se convirtieron en socialistas (de ahí la ironía de la bandera que arriba se muestra) Y si analizamos ésta afirmación llegaremos a la conclusión de las grandes semejanzas entre unos y otros. Ambos recurren al reduccionismo primitivista para rebatir al otro sobre temas políticos de tal modo que suelen dedicarse improperios tales como “rojo” y “facha” Perfectamente podríamos denominar a este complejo proceso de argumentación política como “rojofachismo”. Es común a ambos no sólo ese reduccionismo mental sino su incapacidad de respetar a quien opina diferente y su tendencia a recurrir al insulto gratuito y a la descalificación cuando alguien no comparte sus ideas. Por no hablar ya de la necesidad que tienen unos y otros de controlar al prójimo (unos a través de comisarios políticos y otros recurriendo al caciquismo) y de imponer su forma de pensar.

Así es, el liberalismo nunca se nos ha dado bien a los españoles y los liberales son a menudo víctimas del ya comentado “rojofachismo”. Unos piensan justo lo contrario de lo que presumiblemente van a pensar los otros sin importarles rebasar los límites. Si unos participan en manifestaciones obscenas organizadas por gays los otros les consideran enfermos mentales. Otro ejemplo es el del contraste entre los violentos métodos educativos y el desmadre más absoluto y el cachondeo generalizado. En resumen se puede decir que el buen progresista odia a la iglesia católica, a los Estados Unidos y a Israel, le da reparo sentirse español, defienden el islamismo teocrático y el indigenismo tribal, intentan no hacer valoraciones sobre dictaduras comunistas, se sienten republicanos a la fuerza, se oponen al respeto en las aulas, llevan pañuelos palestinos, siempre nombran a ambos sexos (los más modernos mediante el ridículo símbolo @) conciben el botellón como una actividad saludable, les da alergia la presencia policial, identifican la bandera española constitucional con la franquista, simpatizan con nacionalismos burgueses, visten con ropa cara pero rota y sucia etc.

1.9.06

PROGRESÍA QUE NO PROGRESA (I)

Cumpliendo con la palabra dada regreso este 1 de Septiembre tras haber solventado mi compromiso académico con aparente éxito, aunque dichoso sea el día en que los profesores universitarios corrijan atendiendo a criterios medianamente lógicos y no en función de sus apetencias o de cupos de aprobados (las segundas matrículas y posteriores aportan mucho dinero) Pasando a temas bastante más interesantes que mis propias experiencias cotidianas, hoy he recordado un tema que ya había tratado en algún blog pero al que nunca le había dedicado un artículo: la deformación de la mentalidad progresista. Con esto no estoy arremetiendo contra todo aquel que se considere socialista, sino contra aquella parte de la sociedad que se hace llamar progresista y cuyos principios se basan más bien en traumas y prejuicios que en razonamientos políticos que tenga un poco de lógica, aunque luego se pueda estar a favor o en contra de éstos.

Y es que no debemos olvidar que, como en ocasiones suelo comentar, hay socialistas que son merecedores de todo mi respeto político, aunque luego me oponga a sus doctrinas. Este sería el caso de personajes como Redondo Terreros, Rosa Díez, Francisco Vázquez o Bono que han sido aniquilados sin piedad por alimañas de la talla de Rodríguez ZP, Maragall, Patxi López, Blanco y demás eminencias de dudosa decencia política que se han deshecho de los primeros o bien aislándoles, o bien invitándoles a dedicarse a la vida familiar o reservándoles destinos bien lejanos como puede ser Roma, donde no puedan molestar. Es ésta facción amoral del socialismo unida a Izquierda Unida, a los antisistema con greñas y palestino y a otros antiliberales consumados los que conforman eso que yo, como muchos otros, hago llamar “progresía” y que es desde cualquier punto de vista una ideología que tiene su base en una frustración que les hace actuar de modo ilógico.

Seguramente ya se habrán percatado ustedes de que me estoy refiriendo a la Guerra Civil, el acontecimiento que más influencia ha tenido en la vida política española en el último siglo. Ya había indicios antes del acontecimiento bélico de la inexplicable simpatía que se demostraban progresía y nacionalistas, pero fue tras la victoria Franquista cuando ésta tendencia se manifestó en todo su esplendor de tal suerte que tan profunda herida ha hecho que dos posturas en teoría antagónicas sientan que tienen algo en común; aunque quizá sería más correcto decir que los nacionalismos se aprovechan de los traumas de la izquierda traumada. Porque no debemos olvidar que el nacionalismo vasco y sobre todo el catalán tienen una base bien burguesa y adinerada que tanto rechazo debería suscitar a proletarios convencidos. El menor grado de aburguesamiento del nacionalismo vasco no hace más explicable la simpatía que éste suscita en la progresía ya que tiene un origen carlista (Dios, Patria, Rey) y clerical (seminarios vascos) con toques recientes de movimiento revolucionario romántico y demás. Pues ni siquiera esa gran incompatibilidad ideológica es lo suficientemente poderosa como para anteponerse a los traumas guerracivilistas.

Otro punto a tratar es lo bien que congenian con los islamistas, esos seres teocráticos que discriminan a la mujer y cuya ideología debería de chocar frontalmente con la de alguien que suele mostrar rechazo a movimientos religiosos y que está obsesionado con conseguir la paridad entre sexos aunque sea a costa de hacer el ridículo hasta límites insospechados; véase el tan citado “ciudadanos y ciudadanas” (¿Existirán los “electricistos”?) Volviendo al tema islamista yo me inclino por la explicación antiamericanista ya que Estados Unidos es el país que más férreamente se opone al islamismo (sin olvidar a Israel) Y el inexplicable rechazo y odio al país de las barras y las estrellas sólo es entendible nuevamente desde la experiencia traumática que esta vez deja al aire las tendencias antidemocráticas de estos progresistas traumados: La Guerra Fría, ganada por los estadounidenses a... la URSS, aquél paraíso de las libertades sociales que se concretaban en Gulags, censura, intervensionismo desmedido, partido único, monopolio informativo. En resumen: Maragallismo (CAC, Pacto del Tinell, campaña anti-Cope, multas por el uso del castellano...)